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Ya teníamos poco con la «irrupción» de Internet y llegó el COVID-19 a crear presión al sistema de publicaciones científicas.

Las publicaciones científicas no cumplen una función clave en la divulgación de conocimiento (científico, obviamente) y en el devolver a la sociedad parte de la deuda de la inversión pública que supone, sino que también son un punto de inflexión a la hora de tomar determinadas decisiones.

A mayor peso y relevancia de la decisión, mayor calidad se le exige a la publicación y más presión existe respecto a los resultados que desprende. Si bien es cierto, quienes toman como referencia los datos y conclusiones derivados de una publicación científica, a veces, tan sólo tienen en cuenta que avale su decisión (tomada previa al estudio en cuestión).

En estos últimos meses, hemos vivido situaciones de máxima urgencia donde cientos de miles de vidas (a nivel mundial) dependían de decisiones políticas, que a su vez dependían de estudios científicos validados y sobre todo, publicados, para poder acceder a ellos y a sus resultados. En muchas ocasiones, los expertos que forman parte de determinados comités, desconocen el sistema de publicaciones científicas y se dejan llevar por lo importante: rankings de apariciones (citas) y los resultados o las conclusiones, estén alineados con su decisión.

Uno de los principales objetivos de retomar mi tesis doctoral, es validar científicamente las diferentes metodologías que aplico desde hace años en mi profesión, huyendo de los humos fantasmagóricos que desprenden las redes sociales y los rankings estratégicamente orquestados. Al profundizar en este tema, y tras las lecturas referente al sistema de publicaciones científicas y su lado oscuro, presiento, tristemente, que el tipo de ambiente tóxico del que pretendía alejarme, también existe en el contexto científico.

La métricas falsas, las acciones fraudulentas y la relación entre el número de citas y el impacto real de la investigación, ha sido mi mayor sorpresa al respecto. Y muy desagradable, por cierto.

Quizás mis expectativas respecto al mundo de la investigación eran demasiado altas o quizás tan sólo sea una ilusa y maniática del sentido del deber.

Quizás…