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Se nos ha ido la pinza, y mucho, con la autoayuda.

 

Podría desdoblar este post y marcarme otro por la cara sobre la ida de pinza de las charlas motivacionales, pero no. A veces me da la sensación de que va tan relacionados que (para mí) son indisolubles.

 

Creo que se nos ha ido de las manos las charlas, libros, conferencias y demás historias con tinte de superación. Lo digo desde el más absoluto de los respetos y me llena de satisfacción (de orgullo no, porque no es cosa mía) que las personas superen situaciones vitales complicadas, esa no es la ida de pinza ni mucho menos. Incluso que nos lo quieran transmitir de todas las formas posibles a través de libros, auditorios llenos o stories tiene su punto de bondad, altruista (¿).

 

Lo que no me gusta tanto es que, se convierta en la base y se haga de ello una forma de vida, que la consecuencia se vuelva causa y con ello nos intenten meter en vena aquello de «Si yo lo he superado, tú también lo podrás superar». Que si no lo consigues, es porque no te lo propones lo suficiente. Que si ellos han salido del fango, tú saldrás, si eres un auténtico guerrero, luchador, valiente… Que sus trucos son infalibles y extrapolables a todo lo que te pueda pasar en la vida.

 

El problema no está en que se quiera hacer con esa intención desde el principio, nunca llegaremos a saberlo con seguridad. El problema está en que el público al que se dirigen estas temáticas y formatos, es un público frágil que recibirá a manos abiertas cualquier recurso que les pueda sacar de donde están. Cualquier lugar es mejor que una depresión, una enfermedad incurable o una adicción.

 

Si nos echamos las manos a la cabeza con los curanderos y pitonisas de tres al cuarto que dan recursos facilones de horóscopo de periódico ¿no deberíamos hacerlo también con esto?

 

Y no me vengas con el cuento de la libertad de expresión y que cada uno haga lo que le apetezca y le haga sentir bien, que eso cuento me lo sé yo también. Cada uno puedo hacer lo que le plazca siempre que en el camino no estafe ni dañe a la otra parte, siempre y cuando escribir un libro y dar un charla sobre cómo superó una enfermedad o situación compleja, sea una manera de aportar a la sociedad o compartir conocimiento. Lo que ya no me gusta tanto, es hacer de esa experiencia un manual de vida para otros, vendido por fascículos en forma de libro, vídeos o conferencias multitudinarias pagadas a precio de oro.

 

¿En qué quedamos? ¿Quieres ayudar a las personas con tu historia o quieres lucrarte de ello? Porque si somos claros desde el principio, creo que me gustaría mucho más la historia, tu historia. Ya puestos, te voy a contar la mía.

No tenía muy claro qué estudiar con 18 años, pero sí tenía claro que quería ser universitaria y de todo lo que podía, me quedé con la psicología. Esa ciencia de la salud (sí, que buen trabajo nos ha costado que lo aprobasen legalmente) en la que te formas para conocer el comportamiento humano a través del estudio de la mente desde todas sus perspectivas: biológica, cognitiva, evolutiva y social.

Y sí, yo también quiero vivir dignamente de ayudar a las personas, pero no por contar mi experiencia como una superación personal, como una lucha individual que deseo replicar. Yo, quiero ganarme la vida mientras ayudo a personas a que se encuentren mejor, más sanas, más libres y hacerlo basándome en evidencias científicas, en estudios contrastados, en la trayectoria de casi 150 años, sin contar con la parte filosófica, de la psicología. No me baso en intuiciones ni pensamientos mágicos.

 

Y si lo haces de esa forma, a pesar de que tenga efectos terapéuticos, los mismos que viajar o bailar, hazme un favor y no lo llames terapia ni psicología. Llámalo de otra forma, pero no psicología

 

Puedes llamarme sectaria, inflexible, corporativista o soberbia… Pero mientras me lo llamas, dime ¿en qué te basas tú para ganarte la vida?

 

Imagen: pinterest.com

¿Sabes esas personas que destacan entre la multitud y ni siquiera son conscientes? En algunos casos puede que sí lo sean, pero lo hacen de una forma tan especial, con una elegancia tan improvisada que incluso roza a veces la inocencia, lo hacen de una manera tan sutil y gradual que no he tenido más remedio que crear una sección especial para ellas en mi blog.

A partir de hoy, pero sin fecha, ni programación, ni planificación alguna, nace PERSONAS CON ALMA. Y lo hace con la idea de poder traerte de la mano a esas personas ante las cuales he caído rendida, sin conocer el motivo en la mayoría de las ocasiones.

Estas personas, poseen un atractivo tan delicado, a veces ingenioso, otras inteligente, pero siempre interesante. Son personas que desprenden un halo de serenidad de muchos casos, de inquietud de pensamiento y belleza profunda, pero no de la externa (que de esa también hay), sino de la que aumenta con el paso del tiempo y la experiencia.

Son personas que se han vuelto cotidianas en mi calendario y en mi cita diaria con las redes, personas con las que interactúo, intercambio y aprendo. Personas que me inspiran, ayudan y aportan de una manera tan inesperada, que todo esto me ha llevado un tiempo de digestión, pues no es fácil admitir que personas a las que no conoces absolutamente de nada, que llegan a ti (o tú a ellas) de manera casual (causal?), comienzan a tener un papel tan importante en tu vida. Eso, cuesta digerirlo y admitirlo…. Pero una vez hecho, lo menos que puedo hacer por todo lo que han supuesto y suponen a día de hoy, es este pequeño homenaje en forma de espacio en mi blog.

Son personas muy dispares en edad, formación, intereses y procedencia, pero poseen todos esos rasgos comunes que te acabo de contar y que son los que han conseguido que te esté contando esto hoy.

Te las haré llegar cualquier día, a cualquier hora y en cualquier formato, eso dependerá de ellas y no de mí, que para eso es su espacio. Y llegarán como ellas deseen, a través de sus reflexiones, de conversaciones, de sus imágenes, de entrevistas, de sus proyectos y en el formato que ellas decidan. Y te aseguro que muchas de ellas….te sorprenderán (porque a mí me han sorprendido y mira que pensé que ya las tenía “estudiadas”).

Puede que al leer este post sonrías porque eres una de esas personas y ya he picado a tu “puerta digital” para pedirte que te muestres al mundo a través de este nuevo espacio o lo hagas de una forma diferente, de la forma en la que yo te veo. O quizás sonrías sin saber que serás tú la próxima persona a la que pediré que comparta con el mundo lo que yo veo en ti.

Como te dije el viernes, este no es post cualquiera, ni siquiera es un post, sino el inicio de una sección especial como regalo particular para esas almas de las que te hablo y que me hacen mejor persona. Esas almas que consiguen sacar lo mejor de mí o que lo intente sacar, guiada por ellas y su forma de comprender la vida. Esas personas que han llegado para quedarse y para las que no se me ocurre mejor forma de hacerles llegar mi admiración y agradecimiento hacia ellas.

Y tú ¿conoces a personas que generen eso en ti? ¿Las tienes cerca, en tu día a día y te impulsan a crecer? ¿Se lo has dicho o les has hecho llegar lo que producen en ti, el impacto que tienen en tu vida? Yo, ya me las he ingeniado para que lo sepan y que además, tú también las conozcas y puedas disfrutar de estas PERSONAS CON ALMA…

Imagen: Steve Ringman / The Chronicle for Bay to Breakers, San Francisco,1986 .

 

Jaqueline Madeira, es Doctora en Psicología, Especialista en Inteligencia Emocional y una de las profesionales de referencia a nivel nacional en P.A.S. (Personas Altamente Sensibles), un rasgo de personalidad caracterizado por una mayor actividad de procesamiento sensorial. Quienes poseen este rasgo, perciben y procesan las información sensorial de manera diferente.

Ella fue la primera #PersonaConAlma invitada a mi blog, y ni siquiera ambas sabíamos lo que suponía, tanto para ella como para mí. Han pasado tantas cosas en estos últimos 3 años que siento con la obligación de ponerle el nombre adecuado a este post y hacer visible de una vez por todas y para siempre, que su autora es Jaqueline Madeira.

Ella se centra tanto en los demás, que se olvida un poquito de sí misma (ya sabes que no me gusta nada eso, pero aún así, formas parte mi vida).

Ella ha dedicado horas de estudio e investigación a conocer este rasgo para ayudar a sacarle partido a quienes los poseen y aprender a vivir con él. Y lo hace a través de la psicología más rigurosa, con técnicas basadas en la inteligencia emocional y dirigido a la persona que quiere gestionar su cambio, pero también a todo su entorno.

Ella es una de las profesionales con mayor sensibilidad a la hora de trabajar la gestión emocional con niños, familias y adultos, para implantar programas de gestión emocional en una de los pilares del desarrollo: la educación. 

Ella, es una referente en muchas más cosas que todo esto que te cuento a nivel profesional, pero esa parte…me la reservo para mi propio disfrute. Te comparto tu faceta más visible, la privada es sólo decisión suya.

 


 

La imagen que representa el post me sugiere belleza, fragilidad, color y transparencia frente a un mundo rápido, confuso, borroso, y hasta caótico por detrás…, pero también dentro, ya que la condición de transparencia borra la distinción entre el exterior y el interior.

Y de esto precisamente vengo a hablar. Jessica, me brinda hoy la oportunidad de dar visibilidad a un rasgo de personalidad innato y recién descubierto. En la década de los 90, Elaine Aron, una Psicóloga americana, a través de la descripción de su experiencia personal y terapéutica descubrió que un porcentaje de personas son como ella, ALTAMENTE SENSIBLES (se calcula que en torno a un 20 % de la población). Este grupo de personas son conocidas desde la publicación de su libro como PAS, personas altamente sensibles. Desde entonces centra su trabajo en investigar y describir que es este rasgo, y que implicaciones tiene pertenecer a este grupo.

Cuatro son las características que inicialmente sirvieron para definir a las PAS, aunque conviene recordar que no todas las PAS son iguales y que cada una tiene un perfil propio de PAS entretanto sobre la misma base biológica común:

  1. Una alta capacidad de percepción sensorial, pueden percibir más olores y más sonidos de lo habitual, más intensidad en los sabores, darse cuenta de minúsculos gestos y contradicciones de las personas y sus emociones. Todo ello al mismo tiempo, lo que puede llevarles a una saturación, malestar o cansancio antes que los demás.
  2. Alta capacidad empática. De forma natural empatizan y vivencian el sufrimiento o la alegría de los demás como propios. La intensidad con que viven y sufren la crueldad y la injusticia puede llegar a sorprender. Ver y vivenciar la crueldad o la injusticia para las PAS es a menudo casi lo mismo, les paraliza, y les hace sufrir.
  3. Gran capacidad de reflexión. Las PAS son personas reflexivas, que constantemente están pensando, cuestionando y haciendo preguntas sobre el funcionamiento del mundo. Muchas de ellas, incluso de carácter existencial o hasta espiritual.
  4. Necesidad de momentos de soledad. Las PAS necesitan tener momentos de tranquilidad, refugiándose en el arte, la música o la lectura. Aunque también les gusta y disfrutan de la compañía de otras personas, buscan estar solas por momentos.

Además, pueden ser introvertidas o extrovertidas, son muy observadores pero nos les gusta ser observados lo que incluso puede afectar su rendimiento, les puede costar más tomar decisiones, se sienten molestos con situaciones violentas, son más sensibles a las críticas e intensas emocionalmente.

Da la impresión que las PAS nacen con un código moral y de valores ya aprendidos, como si supieran de antemano que es lo correcto, y sufren, por no entender que pasa en el mundo, con las contradicciones y mal hacer que son capaces de percibir desde muy pequeños.

Estudios e investigaciones neurológicas han demostrado que estas personas nacen con la parte derecha del cerebro más activa, y con un sistema nervioso capaz de captar un mayor número de estímulos y procesarlos con más detalles. Esto explica que perciban más olores, ruidos, y capten con más frecuencia detalles del ambiente, de las expresiones y gestos de los demás que a la mayoría de las personas pasen desapercibido. Estas características están presentes desde el nacimiento. Suelen ser bebés que lloran con más frecuencia, lloran por molestias a pequeños cambios de luz, temperatura, olor o ruido e incluso manifiestan más necesidad de contacto físico o de protección. A medida que van creciendo y pudiendo manifestar sus pensamientos sorprenden a su círculo familiar con preguntas y comentarios curiosos, considerados a menudo superiores a los que correspondería por edad. Incluso demuestran tener un conocimiento prematuro sobre sí mismos, o sus necesidades, nada común en niños pequeños. Las emociones las viven con tal intensidad que a veces abruma, sobre todo cuando se trata de emociones ajenas captadas y no comprendidas.

Volviendo a nuestra imagen…Pueden ser como una hermosa y frágil pompa de jabón. Grandes, con la belleza del color, y a la vez transparentes. Tan permeables que a veces se confunden con lo que esta fuera. Pero a diferencia de nuestra imagen, nada efímeros. Tienen dentro la ruta de un crecimiento personal que les empuja siempre hacia adelante. Aunque el intento de adaptarse al mundo puede desembocar en dificultades en forma de trastornos psicológicos, depresión, ansiedad o incluso somatizaciones. Esto es comúnmente una reacción al esfuerzo de intentar ver y sentir como los demás.

Y la pregunta es… ¿Por qué tener características tan, positivas y necesarias en el mundo actual, casi siempre genera tanto sufrimiento? En primer lugar, porque al ver y sentir de una forma diferente y minoritaria, los mensajes que se reciben desde pequeños es que esa forma de sentir es incorrecta, o demasiado compleja, e incluso, poco útil. En segundo lugar, por la intensidad de las vivencias: el mundo va demasiado rápido cuando necesitamos tranquilidad, demasiado egoísmo cuando necesitamos unión. El sufrimiento está casi siempre dado por el contraste con los valores trasmitidos por la sociedad, la educación y la propia vivencia interna. Es necesaria una reconciliación con el mundo que nos ha tocado vivir.

¿Qué hacer o qué es importante aprender?

Lo primero auto aceptación. Saber que es un rasgo con características que son en realidad regalos. Desarrollar el autoconocimiento es fundamental para sacar partido a las ventajas del rasgo y aprender a gestionar el estrés de las situaciones que no podemos cambiar o controlar. Es necesario equilibrar el exceso de estímulos, aprender que las diferencias se complementan, que podemos aprender unos de los otros y que cada visión aporta. Y que podemos desarrollar la necesaria RESILIENCIA. Pero sobre todo disfrutar, disfrutar mucho del silencio, de la naturaleza, del arte, de la música y de la capacidad que tenemos de vivir desde el corazón…

¿Quieres saber más? Pues acompáñanos en esta bonita aventura que empieza, un proyecto de PAS para Asturias. Os invitamos en los días 16, 17 y 18 de febrero en Oviedo, en la Facultad de Psicología a descubrir más de la mano de Karina Zegers de Beijl, presidenta de la Asociación PAS de España y máxima representante de este rasgo en nuestro país. También será emitido el documental SENSITIVE realizado por la doctora Aron, a partir del cual empezaremos un grupo de estudio. ¡Os esperamos!

Imagen: Pixabay.com

Hay personas que dicen que la buena suerte existe, y yo soy una de ellas. Pero no la buena suerte que cae del cielo, o la que se basa en el destino o la casualidad. Creo en la buena suerte que se crea y se construye día a día, en la que tiene una base real de sueños que se convierten en objetivos a golpe de fecha en el calendario.

Creo en la buena estrella, creo en mi buena estrella…

Cuando comencé a escribir este post, lo hice desde la visión más objetiva que te puedas imaginar. Con un titular, un desarrollo y unos puntos basados en recomendaciones para hacértelo más fácil. Pero a medida que el texto avanzaba, me di cuenta de que estaba escribiendo un agradecimiento en voz alta a todas aquellas personas que han hecho que hoy pueda hablar de mi buena estrella. Y entonces, me dejé llevar.

Me gustaría compartir contigo aquellas cosas que, vistas hoy desde la distancia, con perspectiva y tranquilidad, son la causa de que pueda considerarme afortunada. No todo el tiempo, no ante cualquier circunstancia, pero sí la mayor parte de mi vida me he considerado así: una persona con suerte.

En la base del éxito para conseguir objetivos en la vida, he descubierto que hay una serie de constantes que se repiten, tanto desde mi propia experiencia como la de las personas que ha depositado su confianza en mí a lo largo de estos años. Te las cuento por si pudieran servirte, estoy segura de que al menos, te harán reflexionar:

Sé dueño de tus decisiones y también de sus consecuencias: arriésgate a dominar por completo tu vida y crear oportunidades que no llegan, disfruta de los éxitos que consigas y aprende de los errores cometidos. Todo habrá sido fruto de tu determinación, y eso en un éxito en sí mismo.

Comparte momentos y experiencias: mi buena estrella ha sido siempre saber elegir las personas con las que compartir mi vida. Tengo una gran familia que me apoya y que es grandiosamente imperfecta, comparto vida y sueños con un maravilloso marido desde hace más de media vida, y desde hace 3 años, compartimos el proyecto de nuestra vida: ver crecer a mi hija Alba. Pero mi buena suerte, no se acaba aquí, pues poseo amigos, con mayor o menor antigüedad, que me aportan todo aquello de lo que carezco y siempre suman.

Aprende de los demás y hazlo de manera continua: desea aprender y crecer siempre, no te canses. Busca personas interesantes que te aporten y a las cuales aportar, intercambia conocimientos y experiencias. Eso te hará más grande, mejor persona y eso deberá formar parte de tu búsqueda de la excelencia.

Date tiempo para superar lo que te ocurre y escapa de tu control: no todo sale bien, no siempre se consigue lo que se desea, y eso es algo que debes aprender cuanto antes. Aquellas cosas que no entren dentro de tu responsabilidad y de las cuales no tengas el control, puede no se lleguen a conseguir nunca. Prueba, observa, experimenta, busca alternativas… y cuando descubras que ya no depende de tí, asúmelo y date tiempo para superarlo. Esto ocurre con los objetivos, los acontecimientos y las relaciones, forma parte del aprendizaje de la vida.

Rodéate de personas que den luz: busca personas que iluminen tus días. Ya sé que puede parecerte un tanto cursi, pero te aconsejo que pruebes. Busca tener en tu vida personas que te inspiren, que te inviten a ser mejor, que sepan más que tú, descubrirás el placer de disfrutar de sus éxitos y de estar cerca de esa luz que desprenden. No es tuya, pero formas parte de ella de alguna manera, ¡qué gran regalo!

Deja ir a quienes no te aportan: al igual que en el caso anterior debes buscarlas, aquí tienes que dejar ir a esas personas. A veces es cuestión de tiempo, otras de que las circunstancias que os unieron un día ya no existen. Lo importante es que ya no sumáis en vuestras vidas y podéis impedir el uno al otro encontrar a quienes sí lo hagan. Te estoy hablando de trabajos y relaciones profesionales, pero también de relaciones personales. Si no aporta, suelta lastre; si no suma, deja ir, déjate ir. Aunque duela, es lo mejor para ambas partes.

– Acepta el cambio como parte de la vida: cada día que pasa eres diferente al anterior y, afortunadamente, nos pasa a cada uno de nosotros. El cambio constante requiere de un esfuerzo permanente para ser aceptado, pero es algo necesario y que te hará mejor, siempre que tú lo quieras ver así. Aprende a asumir los efectos del paso del tiempo y la repercusión de tus actos, en ti y en los demás, la vida te resultará mucho más fácil de entender.

Agradece lo que tienes y te has ganado y lucha por lo que quieres conseguir: todo lo que eres y has conseguido tiene un motivo, agradece poder haber llegado y disfruta de tus triunfos, vívelos. Pero no olvides seguir luchando por lo que quieres hasta donde te permitan tus fuerzas, sin olvidar saborear las victorias que has ido sumando en el camino.

Como te dije al inicio, este post fue tomando poco a poco forma de agradecimiento. Detrás de cada punto tratado, hay una persona, una vivencia, una circunstancia vivida por mí o por alguien que me permitió estar cerca en esos momentos. No puedo poner nombres, no acabaría nunca, pero yo sé quienes son y eso hace que tenga muy claro el motivo de mi buena estrella: todos ellos son mi buena estrella.

 

Y tú ¿puedes poner nombre a tu buena estrella o dejas todo en manos del destino?

Esa buena estrella ¿está en ti o en los demás?

Fuente de la foto: Pixabay.com

 

«Mi buena estrella» Gabinete Caligari, 1989.