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A estas alturas, ya habrás escuchado alguna vez la historia de mi relación con la Psicología, profesión que ejerzo enamorada por devoción, más que por esa vocación que se nos presupone en la época más cambiante de nuestra vida.

Mi ilusión en la infancia y la adolescencia, era ser universitaria, pues en mi familia más cercana no había ninguna persona que hubiese logrado estudiar una profesión universitaria y ejercerla posteriormente. De ahí mi falta de vocación clara por una profesión que fue algo casual y hoy es la columna dorsal de mi día a día, más allá del simple ejercicio.

Y si esto surgió, fue poco a poco, gradual, con sus altibajos, enamoramientos y decepciones, como todas mis relaciones.

A fuego lento.

Una de las primeras ideas que me hizo saber que estaba en el lugar adecuado fue conocer el modelo holístico o biopsicosocial de Engel (1977), desde el cual se aborda la visión global ser humano y que trasciende desde el modelo clásico puramente médico.

Algunas de las afirmaciones más interesantes de este modelo, desde mi punto de vista son que:

– Las variables de índole psicosocial son importantes para determinar la susceptibilidad, gravedad y curso del padecimiento más biológico que pudiera considerarse.

– La aceptación del rol de persona enferma no está determinado de manera mecánica por la presencia de una anomalía biológica.

– La relación del profesional de la salud con el paciente también influye en el resultado terapéutico, aunque sólo sea por la influencia que pueda tener sobre el cumplimiento del tratamiento.

Estas, junto a otras afirmaciones del modelo comprenden a la persona de una manera global, con lo que son diferentes factores los que confluyen en el resultado de su comportamiento, éxito o salud. Con lo que la validez de las tendencias humanistas centradas única y exclusivamente en la actitud de la persona, obviando el contexto cultural en el que se ha nacido, los valores adquiridos a lo largo de su vida o el componente biológico con el que se tiene que lidiar, tan de moda hoy día, dejan mucho que desear.

La perversión y endiosamiento de la Psicología Positiva como remedio a todos los males, es la muestra hecha realidad del paso de una pretendiente a consolidada disciplina de todo esto.
Desde la extrapolación de los éxitos una vida y biografía concreta a una muestra representativa estadística de la sociedad, pasando por sus endebles y maltrechos fundamentos teóricos hasta llegar a la uniformidad (o intento) por el concepto de felicidad y cambio sobre el cual se articulan gran parte de sus axiomas.

Por ello, muchos de los profesionales de la Psicología, los de las aulas de la facultad, revistas científicas, referencias empíricas, nos revelamos desde hace tiempo contra esta dictadura de la felicidad impostada en base al criterio simplón del “Si quieres, puedes” o “Sonríe, y el mundo te sonreirá”. Pretender entender así al ser humano, lo reduce a una postura infantil, ausente de crítica y en el cual recae toda la responsabilidad de ser feliz y conseguir lo que se proponga en la vida.

No son pataletas. Lo parece, pero no lo son.

Cuando en tu despacho y por delante de tus ojos, comienzan a repetirse patrones de conducta que derivan en desajustes emocionales y limitaciones para desarrollar una vida plena, tu obligación es investigar más allá de las modas y ver dónde puede estar el origen de esos «males» y ver qué está a tu alcance para poner remedio. Y aunque las redes sociales son un gran altavoz de conocimiento y profesionales, no debemos olvidar los libros, las bibliotecas, las revistas científicas, investigaciones, congresos y debates, donde está gran parte del avance de la humanidad.

Con lo que, ante una afirmación cualquiera, tendríamos que preguntarnos y preguntar en qué se basa para tales afirmaciones, sobre todo cuando impacta en la salud y bienestar de las personas mientras se convierte en la gallina de los huevos de oro de profesionales y allegados de la Psicología. Confundir artículos de opinión (propios y ajenos) con sentencias o teorías consolidadas, nos hace más daño que bien a todos.

Cuestionar y plantear dudas, nunca debió de dejar ser parte de nuestra esencia.

Nunca.

No se es mejor o peor persona, pero claramente, sí se es mejor o peor profesional si se sabe de qué se habla cuando se habla. Luego ya que queda la práctica profesional, la ética y el prestigio que van mucho más de los títulos y los conocimientos, pero sin ellos, estamos perdidos.

 

Imagen: google.com

 

Artículos de referencia:

– Cabanas, E., y Huertas, J. A. (2014). Psicología positiva y psicología popular de la autoayuda: un romance histórico, psicológico y cultural. Anales de Psicología, 30, 852-864
– Fernández-Ríos, L., y Rodríguez-Díaz, J. (2014). The “impact factor style of thinking”: A new theoretical fra- mework. International Journal of Clinical and Health Psychology, 14, 154-160.
– Fernández-Río, L. y Vilariño, M. (2016) Mitos de la Psicología Positiva: maniobras engañosas y pseudociencia. 
Papeles del Psicólogo, 37, 134-142.
– Pérez-Álvarez, M. (2012). La psicología positiva: Magia simpática. Papeles del Psicólogo, 33, 183-201.
– Pérez-Álvarez, M. (2013). La psicología positiva y sus amigos: en evidencia. Papeles del Psicólogo, 34, 208- 226.
– Piña, J. A. (2014). La psicología positiva: ¿Ciencia y práctica de la psicología? Papeles del Psicólogo, 35, 144-158.

Aplausos a las 20,00 h.

Dibujos con arcoíris en la ventanas.

Vermouts, picoteos y bingos virtuales o entre balcones.

Salir a tirar la basura disfrazado de dinosaurio.

Todo esto y mucho más, nos ha hecho “entretenido” el confinamiento y la desescalada (esto existe realmente (?), pero también nos han alejado del origen del propio confinamiento: una pandemia, una crisis sanitaria sin precedentes y miles de fallecidos, de historias rotas por el COVID-19.

Siento ser tan agorera, tan gris, tan ceniza, hasta tóxica me puedes llamar si quieres, pero el sentido del humor a veces se aleja del sentido común y no siempre hace bien. El optimismo almibarado sin contacto alguno con la realidad, nos ha anestesiado entre canciones guatequeras, karaokes virtuales y frases simbólicas que poco han aportado a un afrontamiento maduro de la situación.

La sobredosis de información de las redes sociales y demás medios de comunicación durante el confinamiento, me ha dado mucho qué pensar y como resultado, surge este post donde analizo y doy una vuelta a estos “inocentes” #hashtags que yo veo tremendamente perversos.

Las he divido por categorías (me encanta agrupar cosas, no lo puedo evitar):

Frases buenrollistas que fomentan la fortaleza y la resiliencia, cuando lo que de verdad puedes necesitar es llorar a moco tendido ya que tienes un familiar enfermo, te has contagiado, estás en ERTE y hace 2 meses que no cobras o eres autónomo con dos niños en casa y mil tareas del cole por hacer…

#todosaldrábien

#resistiré

#estotambiénpasará

#aquinoserindenadie

#venceremos

A veces necesitamos saber que no somos invencibles, y que podemos tocar fondo. Estar bien todo el tiempo es agotador, tan exigente.

 

Frases optimistas que apelan a la colaboración ciudadana, a la unión, a la cooperación, cuando en realidad sabes que en cuanto se pueda, cada uno volverá a mirar a su ombligo…

#deestosalimosjuntos

#juntossomosmejores

#deestosalimosmejores

Y sin llegar a la desescalada, mientras nos revolcábamos en estas fases molonas, se daban cientos de comportamientos incívicos y egoístas.

 

Frases oportunistas, que lejos de ser oportunas acompañan (casualmente) a servicios y productos que ayudan a superar la crisis y además, rapidito que no hay tiempo para lloros…

#abrazaelcambio

#graciascovid

#noesunacrisisesunaoportunidad            

#aprendiendodelCOVID

#heroessanitarios

 

Frases sin categoría y también sin sentido, sin respeto, sin base. No sé cómo definirlas, no debería ni denominarlas frases, no se lo merecen. No…

#quelamascarillanoborretusonrisa

#quetodofluyaquenadainfluya

#lafelicidadesunaeleccion

 

– Frase que se lleva la guinda del confinamiento…

#eramosfelicesynolosabiamos

Esta merece una especial mención. Resulta que ahora hasta que no te mueres, no temes a la muertes. Si no has enfermado nunca, no temes al dolor o la enfermedad. Si nunca has trabajado ni por asomo imaginas lo que puede llegar a ser. Por lo tanto, para valorar lo que tienes y ser feliz, tienes que tocar fondo y sufrir, porque de antemano se te presupone que no tienes capacidad para ello. Toma empatía!!
Desde el mismo Mr. Wonderfulismo nos lanzan mensajes incoherentes sobre la empatía que tanto (nos) venden.

 

La verdad es que ha resistido quien ha podido, muchos se han quedado por el camino y otros, con tantos daños que tardarán meses o años en recuperarse. O quizás nunca. Hay pérdidas irreparables y otras, que costará mucho superar.

Lo cierto es que juntos somos mejores, pero solo nos acordamos de eso cuando las cosas nos van mal a nosotros y como “Mal de muchos, consuelo de tontos”, pues todos unidos mejor. Pero en cuanto me vaya bien, me piro.

Hemos puesto alas a los sanitarios cuando lo que deberíamos haber puesto son protecciones adecuadas. Les hemos dado de capas de héroes, cuando lo que necesitaban eran respiradores, mascarillas, UCIs y descanso.

En realidad, una crisis como esta, como cualquier otra, implica una pérdida: humana, económica, de libertad, de bienestar. Y como toda pérdida, necesita un tiempo para ser asimilada y en ese proceso hay rabia, llanto, enfado, bloqueo, silencio… Mucha emoción y sensación desagradable, que luego con el paso del tiempo, con un correcto y maduro afrontamiento, dará paso a una elaboración adecuada de lo vivido.
Y entonces sí, entonces hablaremos de aprendizajes, de oportunidades, y hasta de agradecimientos si quieres (esto ya me cuesta un poco más). Pero además de todas estas fases, se necesita TIEMPO. Con lo que esto del buenrollismo exacerbado y la anulación de las emociones con connotaciones negativas, también va acompañado de la maldita inmediatez. Hasta esto queremos que sea para ya…

Este tipo de mensajes, aparentemente bonachones, amables y positivos, son perversos. Ocultan una intención de infantilizar al ser humano, de depositar sobre sus espaldas la responsabilidad y elección voluntaria de todo lo que ocurra, de anular por completo la visión crítica y el razonamiento.

Dime, si todo esto, no es mucho más que perverso…

Y mientras iba tachando días del confinamiento en mi calendario mental e iba anotando todas las frases insulsas pero al mismo tiempo dañinas, me iban viniendo las que hubiesen sido frases TT para mí:

#poconospasa

#pocabroma

#somoselvirusynolosabemos

#deestasacamostajada

#deestanosextinguimos

#noaprendemos

#todosaldrábienparaquiensalga

#sisobrevivimosyaseraunlogro

 

¿Tienes la misma sensación que yo o puedo seguir sintiéndome como pez fuera del agua ante tanta sonrisa forzada?

¿Crees que me he dejado algún hashtag interesante? Comparte el tuyo y ayúdame a sumar en la lista de estas frases que quedarán en nuestra memoria para siempre. Lo que no tengo claro es lo harán para bien o para mal.

 

Imagen: propia.