Entradas

Un nuevo 15 de mayo que celebrar, y ya van 6, ya van 3.

 

Hace 6 años que el destino y las prisas de Alba, quisieron que fuese una de las fechas más importantes de mi vida. Pero esa, es otra historia, quizás la bonita que pueda escribir nunca.

 

Y hace 3 años, que decidí que el 15 de mayo también podría ser un buen día para dar a luz mi web y mi blog.

 

15 años ejerciendo como psicóloga.

10 años llevando la psicología a la formación, talento y empleabilidad de las personas y las organizaciones.

3 años con un espacio digital propio donde crear contenidos (desahogarme muchas veces), dar forma a mi imagen profesional y desde donde hacerte llegar quién soy y qué podemos hacer juntos para que tu vida sea “mejor”.

 

 

Y como cada año, llega el momento de dedicar un post única y exclusivamente al motivo de la existencia de que todo este mecanismo siga en continuo funcionamiento: TÚ.

 

Como Silvia Saucedo dijo en su post sobre las etiquetas, no me gusta hacer sentir a nadie la obligación de leerme, seguirme o compartir contenidos por el simple hecho de que aparezca una campanilla en tu pantalla y te indique que alguien te ha nombrado.

Soy de cuidar mucho lo que etiqueto, salvo para dar el valor que se merece un buen contenido, con lo que espero que este post te llegue por otras vías, lo leas y sepas que eres tú de quien estoy hablando. Yo lo tengo clarísimo.

 

A ti, que me envías un whatsapp cada vez que cambias de continente para contarme novedades y ubicarnos en un nuevo cambio horario.

 

A ti, que me compartes fotos del nacimiento de tu hija instantes después de salir de quirófano.

 

A ti, que me lees y comentas en privado lo que te ha parecido el post del blog o cualquier reflexión nocturna de “esas” mías.

 

A ti, que me haces llegar por whatsappa, mail o mensaje (vamos, que me entero sí o sí) que lo he compartido te encanta, o no te encanta tanto otras veces…

 

A ti, que hace años que ha finalizado el proceso que iniciamos juntos y sigo recibiendo mensajes para saber cómo te va todo y una invitación a un café.

 

A ti, que utilizas tus escalas para hacerme llegar envíos por correo postal. Siempre sorprendentes, siempre llenos de cariño.

 

A ti, que me respondes a las actualizaciones del blog al mismo correo y empezamos un intenso debate, la mayor parte de las veces.

 

A ti, que me lees cada semana y te alegras por mis avances, te entretienen mis andanzas, y aprovechas para decírmelo en cada ocasión que coincidimos en persona. Y todo ello sin aparecer en la lista de contactos, amigos o seguidores…

 

A ti, que me escribes para contarme como nuestra conversación te sirvió para enfrentarte a un miedo que tenía nombre y apellidos o que simplemente llevaba toda la vida ahí, contigo. Y ya no está. O ha menguado de tamaño.

 

A ti que me envías un selfie o un vídeo mientras caminas por la calle para contarme qué tal ha ido ESA reunión, ESA entrevista, ESE café tan crucial para ti y que formaba parte del PLAN establecido.

 

A ti, que me ayudas a difundir mis contenidos y hacer que llegue más lejos. A veces sin etiquetarme (con lo que me entero) y otras veces, con toda la dedicación y tiempo que ello conlleva.

 

A ti, que confiaste hace tanto es mí para impartir mi primera formación, mi primer proceso, mi primera consultoría. Porque lo hiciste cuando tan sólo sabía que lo haría lo mejor posible para ti o tu organización, pero ignoraba el resultado final. Algunas cosas, no han cambiado 15 años después.

 

A ti, que me confías cada día tus pensamientos, reflexiones y objetivos en un espacio compartido y me permites ir a tu lado aprendiendo a cada paso. Sabes que siempre te digo que la agradecida por la elección, siempre seré yo.

 

A ti, que eres fuente de inspiración por tus actos y tu esencia, por tu historia de vida y haces que quiera mejorar cada día y que me replantee todo más a menudo de lo que mi cerebro muchas veces puede soportar.

 

A ti, que me ayudas a tomar decisiones, enfocar nuevos proyectos a sopesar opciones y a seguir avanzando. A no tirar la toalla o saber que cuando la tire, no será una batalla perdida.

 

A ti, que me acompañas en mis locuras, proyectos e ideas que muchas veces quedan solamente en eso, pero que al hacerlos acompañada me saben infinitamente mejor.

 

A ti, que te ocupas por saber de mí, te interesas por entrar y estar en la parte de mi vida en la que tienes un hueco y siempre serás bienvenida.

 

A ti que soportas mis iras, cabreos y enfados varios, ayudándome a llevarlos y transformarlas en acciones sanas y productivas. Que me centras y das sosiego cuando pierdo pierdo la calma.

 

A ti, que me ayudas a relativizar y dar sentido a mi realidad cuando yo no consigo hacerlo.

 

A ti, que me ayudas a frivolizar cuando me paso de profunda, que me ayudas a ampliar horizonte cuando el mío empieza a reducirse o quedarse estático.

 

A ti…

 

Sí, sí, a ti. No tendría ni vida ni voz suficiente para agradecerte el impulso que supones en mi día a día, en mi desarrollo, en la satisfacción de hacerme llegar que el trabajo está bien hecho. Y que cuando no está, tú me ayudas a redirigirlo.

 

Porque necesito hacerte llegar de manera (más) formal lo que muchas veces hemos hablado y compartido en persona: eres el motor de todo esto.

 

De qué sirve que escriba y actualice mi blog, que comparta mis contenidos y te cuente de la mejor forma que puedo y sé lo que hago o he aprendido, si no te es útil para tener una vida más equilibrada, saber manejar mejor tus emociones o gestionar de manera eficaz al equipo del que formas parte.

 

Porque si esto se está haciendo más grande y me está llevando a donde nunca me había planteado, es sencillamente…gracias ti.

 

Imagen: pinterest.com

 


 

Y este miércoles 15, con motivo del 3ª aniversario, te invito a que te pasees por la nueva web renovada, donde actualizo imagen, secciones y contenidos.

Me encantará verte allí y conocer tu opinión sobre el cambio.

Nos vemos!

www.jessicabuelga.com

Este post no pretende ser una lección moral, sino una reflexión personal sobre lo que considero básico en la vida: dar, aportar y sumar, para poder esperar recibir. Si has tomado algún café conmigo, hemos conversado o compartido alguna formación, no será algo que te sorprenda pues es un tema que surge muy a menudo en mi entorno.

Siempre he sostenido que el refranero popular y la figura de los abuelos, atesoran una inmensa sabiduría. Y el paso del tiempo se está encargando de darme la razón, te explico porqué pienso así…

Mi abuela, casi analfabeta por tener que trabajar desde bien niña, siempre ha sido muy refranera. No puedo citar todos los refranes que me ha dicho a lo largo de mi vida, siempre perfecta y dolorosamente situados en el marco espaciotemporal. Pero sí me gustaría hablarte de uno de ellos, que cada día cobra más sentido para mí: “Manos que no dais, qué esperáis”.

Me han educado en el agradecimiento como muestra de reconocimiento y estima hacia alguien, dado su servicio de ayuda hacia ti. Por lo tanto, para mí, agradecer es tan natural como saludar, despedirse o pedir disculpas. Lo cual choca con lo que me he ido encontrando a lo largo de la vida, y mucho más en estos últimos tiempos.

Intentaré centrarme en el mundo laboral, pues este tema a nivel personal es mucho más doloroso de lo que parece… En estos últimos años, donde la competencia ha aumentado y el mercado laboral está tan agitado, he vivido y presenciado situaciones de auténtica supervivencia. Y a pesar de haber tenido tentaciones, siempre me he mantenido firme en la convicción de que si das, recibirás. Y si no es así, al menos lo has hecho según tus creencias y eso te hace ser mejor persona, pues incluso dar sin esperar nada a cambio, te hace mejor, mucho mejor.

Te hablo de derivar proyectos a compañeros/conocidos en el caso de no puedas (o no sepas) desarrollarlos tú, me refiero a ayudar a alguna empresa o colega a buscar un perfil determinado entre tus contactos. Estoy hablando de crear puentes entre personas con tan solo una llamada o un mail para facilitarles la vida cuando a ti a penas te supone un minuto. Y te preguntarás ¿y tú que ganas? Pues gano y mucho más de lo que pueda parecer…

 

Lo que inicialmente es gratuito, se te devuelve: no siempre en el tiempo y forma que esperas, pero vuelve, créeme.

 

Te voy a contar 7 trucos infalibles que te harán mejor profesional y persona, ya que en el fondo es indivisible:

– Cuando veas una oferta de empleo para la que no cumples requisitos, pero sí conoces a alguien que los cumpla: pásale la información. Quizás esa persona haga lo mismo contigo mañana, y si no es así, dormirás tranquilo.

– Cuando estés en una sala de espera para ser entrevistado, relaciónate y sé amable con quienes están presentes (siempre y cuando percibas intención por su parte de querer comunicarse). Hace que el tiempo y los nervios se vean de otra forma y nunca se sabe con quién puedes estar hablando.

– Ante un trabajo que no puedas realizar por agenda o por falta de conocimientos, piensa en algún contacto de confianza que pueda hacerlo y ofréceselo. Tranquilo, no estás abriendo la puerta al enemigo, sino creando nuevas alianzas.

– Cuando alguien te pregunte si conoces algún profesional que domine algún tema ajeno a tí, piensa y estrújate bien el coco. Seguro que conoces alguno, y si haces que se conozcan, habrás solucionado el problema de dos personas de un plumazo y de paso, habrás afianzado relaciones.

– Cuando tu “competencia” tenga éxitos merecidos y haga las cosas bien: felicítales, dales la enhorabuena. Eso te honra, y además de mostrar humildad, estás siendo coherente con tus principios.

– Cuando algún colega publique temas interesantes o posts de calidad en las redes sociales: no esperes ni un momento para difundirlo. Si es bueno y lo difundes, tu criterio y tu marca personal, también lo serán. (Esto puede ocurrirte a pesar de que tu colega, sea insoportable…).

– No bloquees a los que consideras “competencia” profesional: deja que todos vean lo que sabes hacer y dales la oportunidad de generar debate. Con ello mostrarás apertura, flexibilidad y, sobre todo, seguridad en lo que haces y la imagen pública que proyectas.

 

Para finalizar con buen sabor de boca, y a pesar de haber vivido esta situaciones desagradables que comentaba, también me he encontrado con personas maravillosas que me han facilitado participar en proyectos interesantes, que han confiado y han creído en mí. Compañeros que me han recomendado y me han tenido presente en muchas ocasiones, personas con la que se han creado vínculos que van más allá de lo meramente profesional…

 

A todas ellas GRACIAS INFINITAS!!! Todo lo que he recibido es inmensamente mayor que lo dado. De ahí que crea a ojos cerrados tanto en el refrán de “Manos que no dais, qué esperáis” como en el de “Es de bien nacidos, ser agradecidos”.

 

Imagen: pinterest.com