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FORMADORES, ¿creadores o facilitadores de cambio?

 

Aún me sigue dando pudor publicar este post, pero en esta sección poco tengo que decir a lo que publican las personas a las que invito y que te quiero hacer llegar.

Ella es Melhen Iglesias y nos conocimos hace ya un tiempo a través de LinkedIn. Para mí, ella y la relación que tenemos, es la muestra de todo lo bueno que te trae la red, pero que se cuece a fuego lento de manera privada y no en los muros a golpes de «Te quiero» enarbolados.

Melhen es una PROFESIONAL, así con mayúsculas, del mundo del Retail que ha ido dando forma a lo que la mueve y a lo que sabe hacer con los equipos de venta del sector. Y cuando no había nombre para denominarlo, ella sabría que lo encontraría o que con el tiempo se definiría, y sin entrar en terrenos pantanosos que pusiera en peligro ninguno de los protagonistas de su papel en la organización.

Melhen es tan rubia, tan guapa y tan todo, que puede permitirse el lujo de que le saquen fotos desde arriba…y salir tan divinamente como apreciar (el azul del Cantábrico de fondo, ayuda…pero el mérito de llenar la imagen es suyo).

Melhen ya ha dado el salto al otro charco, quizás no lo sepas aún, pero te lo digo yo. Y lo ha hecho a lo grande y poniendo toda la carne en el asador.

Y yo, que creo tanto en ella como ella hizo en mí para compartir y hacerme partícipe en cada paso que ha dado, no puedo más que desear que lo que algunos ya hemos visto en ella…llegue a muchos más.

 


 

Aún recuerdo la primera vez que contacté con Jessica…

Era una tarde de primavera, y estaba en la parada de autobús, de vuelta a casa después de una jornada extenuante y sobretodo, estresante de trabajo. El estrés, ¡que gran impulsor de acciones!

 

Contacté con ella a través de LinkedIn y solicité información sobre su curso de Gestión Eficaz del Tiempo.

 

Gestión del tiempo: aún me produce risa el tema que elegí…

Era la única manera que había encontrado mi parte consciente y racional de hacer caso a mí subconsciente que me pedía a gritos hablar con Jessica, porque de alguna forma, sabía que ella me ayudaría a conocer la real causa de mi estrés.

 

Empezamos el curso, y de Gestión del tiempo hablamos poco, ya que rápidamente Jessica supo ver que la gestión del tiempo no era más que una excusa.

De hecho, no perdió el tiempo y fue muy sincera con sus palabras: «Voy a saltarme el guión, porque creo que realmente no estamos aquí para la Gestión del tiempo».

Estás en un momento de gran transformación, del que ahora mismo aún no eres consciente.»

 

Sí era consciente de que algo estaba cambiando en mí, pero no a tal magnitud ni a tal velocidad…

 

Cada vez que teníamos una sesión, a través de sus preguntas, me ayudaba a ordenar mi mente.

Habiendo yo misma estudiado Coaching y PNL, era consciente de muchas de las técnicas que utilizaba conmigo, sin embargo, me hacían un bien increíble.

 

Hoy, hace más de 1 año y medio que terminé el curso de Gestión Eficaz del Tiempo.

Y puedo afirmar, que tanto en el interior como en el exterior, en la parte laboral: todo ha cambiado.

 

El objetivo que me había marcado a 5 años, se hizo realidad en 1 año.

Y el papel que desempeñó Jessica conmigo, lo desempeño yo ahora con otras personas.

 

Ahora bien, te hago una pregunta: ¿Crees que esa transformación se dió gracias a Jessica o a mí?

 

Mi respuesta a esa pregunta es que Jessica supo escucharme activamente y hacerme las preguntas oportunas, todo esto, con mucho cariño y respeto.

 

Pero la transformación se estaba dando en mí, y ella únicamente facilitó que yo lo pudiese ver y le pudiese dar forma.

 

Y aquí es donde quiero llegar: lo más importante es que ella FACILITÓ esa transformación, pero NO la PROVOCÓ.

 

Y esta es una de las mayores lecciones que he aprendido…

 

Nuestro papel como formadoras NO es el de provocar cambios ni transformaciones, sino de facilitarlos.

 

Y para eso hacen falta la ESCUCHA ACTIVA, las PREGUNTAS oportunas, y sobretodo y más importante, el RESPETO.

 

No somos salvadores que hemos venido a convertir las almas perdidas, sino personas que facilitan y acompañan aquellas personas que quieren avanzar y no saben muy bien cómo.

 

En mi caso, desarrollo este papel en un sector muy concreto: el Retail, abordando temas muy diversos como la Experiencia del cliente, la organización y gestión de los puntos de venta, el liderazgo, etc.

 

Y me encuentro con muchas personas que realmente desean avanzar y que enriquecen e iluminan este sector que a simple vista puede parecer frío y superficial.

 

Pero también me encuentro con personas que no han pedido nada y que dentro de ellas mismas no está la motivación por el cambio.

Yo busco y rebusco en su interior, para asegurarme de que realmente no quieren avanzar, y que son conscientes de las consecuencias que tiene la inmovilidad en un sector tan dinámico y cambiante como el Retail.

 

Muchas de estas personas prefieren quedarse en la zona de confort, y no tienen ninguna motivación para salir de ella, aunque eso signifique el final de su desarrollo en la empresa…

 

Y yo, que mi zona de confort es la de No confort, me quedo atónita…

 

Pero como facilitadora de cambios que soy y NO provocadora de los mismos, acompaño a esa persona en los pequeños cambios que esté dispuesta a dar, y con mucho respeto, espero a que esté preparada, dejándole mi puerta abierta para cuando decida salir de esa zona de confort, si es que lo decide…

 

Ya que aunque vivimos en una época en la parezca ser una obligación salir de la zona de confort, realmente no lo es.

 

Y eso, me permite focalizarme en las personas que están deseosas de cambiar y avanzar, como yo lo estaba una tarde de primavera, sentada en la parada del autobús…

 

 

Siempre me ha resultado fascinante este personaje que nos acercó Walt Disney en una producción mítica tras 20 años de duras negociaciones con Pamela Lyndon Travers, la autora de la saga que dio vida esta peculiar e inolvidable institutriz londinense.

 

No sé a quién debo agradecer todo lo que yo veo en este personaje, si a la innovación de Walt Disney o la tozudez de Pamela Lyndon de mantenerse firme en determinados aspectos de la niñera que la llevó a la fama. Pero lo cierto es que, insisto, me fascina.

 

Veo la película siempre que la reponen, me conozco sus canciones (incluso sus bailes) y cada vez, encuentro algún matiz interesante cada vez que la vuelvo a ver. Y como en diciembre estrenan “El regreso de Mary Poppins”, he retomado viejas costumbres y en este último pase, lo he visto claro: el efecto Mary Poppins. (Si eres un experto en el tema, por favor, quédate con el personaje de la película de Disney, no con la idea original de los libros de Travers, ni con la parte de autobiografía que pueda haber de ella en su saga)

 

Y es que estoy decidida a no ver solamente síndromes limitantes, sino también efectos potenciadores en los que puedas apoyarte y pueda apoyarme yo también para ser mejor profesional. Por eso quiero compartir contigo las bases de lo que hace tiempo llevo observando y he llamado el efecto Mary Poppins en el desarrollo profesional, que no es ni más ni menos, que todo lo bueno que veo en este personaje y que podrías poner en marcha en tu práctica diaria:

 

  • Utiliza métodos revolucionarios para conseguir sus objetivos. Tan estrambóticos, raros, innovadores que incluso son rechazados en muchos momentos. ¿Qué hay de ese momento bolso del cual salen lámparas, espejos o plantas para hacer más acogedora su habitación? ¿Y de las preguntas retadoras y reflexivas que lanza al Señor Banks (padre de los niños)? Es transgresora e incluso llega a ser irreverente en algún momento…

 

  • No es aceptada de primeras…y tampoco le preocupa. Cree firmemente en sí misma y no le importa resultar borde, fría o egocéntrica si consigue lo que se propone: un beneficio que va más allá de sí misma y que recae en las personas a las que acompaña en ese proceso de cambio. Posee una autoestima firme lo cual le permite afrontar las situaciones con las que se encuentra de una manera valiente (me encanta el momento en el que le dice al señor Banks que ella nunca da explicaciones a nadie…)

 

  • No pierde de vista el objetivo: nunca pierde el foco ni la perspectiva de lo que la ha llevado a ese lugar. Mide los tiempos, hace cesiones, negocia y adapta su estrategia según se van desarrollando los acontecimientos. Pero tiene siempre claro su cometido, no desiste aún en el peor de los escenarios posibles.

 

  • Se vale de la gestión emocional, la música y la gamificación en su cometido. Es divertida, muy divertida y con ello, consigue hacerse entrañable y ocupar un lugar importante en tu corazoncito mientras aprendes. Además se hace respetar porque sabe fijar con soltura y precisión los límites en las relaciones, en las situaciones. Posee un gran autocontrol, el cual infunde en cada acción que emprende e intenta promover en su entorno y lo hace a través del autoconocimiento y moviendo las piezas fundamentales de la motivación en cada uno de las personas clave de la historia. Si esto no es trabajar con inteligencia emocional….

“con un poco de azúcar esa píldora que os dan, la píldora que os dan… pasará mejor”.

 

  • Es una gruñona pero adorable estratega: Busca un cambio de comportamiento en un grupo de personas, y con cada una de ellas adopta una estrategia diferente sin olvidar nunca el objetivo global. Sabe perfectamente el lugar que ocupa cada persona en el equipo y maneja las reglas del juego, ya que previamente ha observado con detenimiento y se adapta a ellas, mientras consigue guiar los resultados a unos valores óptimos para todos. Y todo esto lo consigue con sonrisa y firmeza a partes iguales…

 

  • Adapta su comunicación a su interlocutor: nunca olvida que habla con niños y busca conseguir una comunicación clara pero con calado emocional (música, juegos). Pero también convive con adultos, con los cuales también consigue hacer llegar su mensaje de manera concisa y directa (no anda con rodeos, y eso…me encanta en ella!). Y así, con cada relación que establece, siempre se adapta a las necesidades comunicativas del otro, sin dejar de lado el objetivo de lo que quiere obtener. No hay mayor muestra de empatía en la comunicación que esa!!!

 

  • Nunca busca protagonismo, siempre está en un segundo plano. Aunque destaca por muchos motivos (sólo hay que verla llegar volando con su paraguas en un día de viento…) no es lo que pretende, sino todo lo contrario. Busca ocupar un papel secundario dando relevancia a los auténticos protagonistas de la historia, de su historia. Sabe con total seguridad que cada persona debe ocupar un papel principal en su propia vida tomando decisiones y siendo quien destaque, por eso no busca en absoluto agradecimientos, premios o medallas. Prevalece su sentido de servicio a los demás y de las cosas bien hechas.

 

  • Llega, pero no para quedarse: desde que llega sabe que su presencia tiene un final y ese será su éxito, conseguir que las personas a las que acompaña sean autónomas. No genera dependencias ni teje oscuros entramados emocionales, desde el primer día sabe que se irá cuando cambie el viento. Sabe que ha llegado para irse, que su presencia tiene los días contados, y que la situación ideal se dará cuando ella no está. Es «asquerosamente independiente», como diría alguien a quien aprecio mucho. Y no todo ego, está preparado para eso…

 

  • Deja una huella imborrable, pero de las buenas. Con una de cal y una arena, con sus bailes y juegos, con sonrisa y severidad, a través de los retos que plantea y los cambios que facilita, consigue ser alguien con un valor incalculable en tu vida a pesar de no estar físicamente presente. Una vez se va, en tu cabeza resuenan sus frases, sus argumentos y reflexiones, te comportas como a ella le hubiese gustado y desde lo más profundo de tu corazón, le agradeces que haya formado parte de tu vida y siga estando presente de alguna manera en ti.

 

Y ahora ¿te imaginas lograr este efecto cuando acompañas a tus clientes en un proceso de cambio?

¿Y si fueses la Mary Poppins de tu equipo? Tanto desde el lugar del líder del equipo como el de uno de sus componentes…

¿Y si fueses tú quien da esa pizca de azúcar para hacer más llevadera esa amarga píldora que aparece en todas las organizaciones?

¿Y si fueses ese loca del bolso gigante y repleto de magia que canta canciones extrañas y a la que tus colegas recuerdan con una sonrisa en la boca?

 

No sé tú, pero yo quisiera ser Mary Poppins, tu Mary Poppins, siempre que lo necesites.

 

Imagen: pinterest.com

 

* Inspirado en mis alumn@s, colegas y clientes que consiguen hacerme ver realidad en la fantasía y viceversa… Y aprender, aprender muchos de de ell@s.