Mario López Guerrero ha venido a visitar mi blog y lo hace con esa energía calmada que transmite con un cuasi manual sobre la gestión del tiempo.

A veces tengo mis dudas sobre su forma de llevar a cabo la última de las decisiones de las que nos habla hoy, pues su cabeza siempre esta gestando algo interesante. Lo que sí tengo muy claro es que lo lleva a la acción y a la realidad de la que te habla en este post, pues es un hecho que se gestiona a las mil maravillas y que consigue grandes resultados.

Espero que disfrutes tanto como yo de esta visita y de la invitación que tienes al final del post, dos regalos a los que no deberías decir que no.

 


 

No tengo tiempo, tengo que gestionar el tiempo, no tengo tiempo, tengo gestionar el tiempo, no tengo tiempo, tengo que gestionar el tiempo… Y así se pasan los días como se le pasaban al Conejo Blanco en el clásico de Lewis Carroll, “Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas”. Corriendo con el tiempo en los talones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y es que, a veces, nos creemos que estamos en ese mundo de las maravillas y en lugar de hacer listas de tareas, escribimos listas de deseos: Hoy me gustaría hacer esto, lo otro, lo de más allá y seguro que tengo tiempo para hacer algo más y si alguien me pregunta si tengo un minuto, le diré que “sí, claro, ¿qué quieres?”…. O lo que es peor, la lista de los tengo que: hoy tengo que hacer 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7… Pues ¡no! No lo vas a hacer y lo sabes.

No tengo tiempo es una mentira. Sí, tienes tiempo. De hecho lo único que tenemos es tiempo. 24 horas al día a 60 minutos por hora. ¿Qué hacer en ese tiempo es lo que nos toca decidir? Por tanto, no gestionamos el tiempo, gestionamos lo que hacemos con el tiempo. Gestionamos decisiones. ¿Qué decisiones? Cuatro decisiones: objetivo, pensamiento, acción y descanso. ¿Qué quiero hacer? ¿Cómo lo voy a hacer? Lo hago y descanso.

Es fundamental hacerse responsable del tiempo que tenemos y saber decidir qué hacer y qué no hacer. No vale con decir seguro que lo haré o quiero hacer. No. La decisión es fundamental. Qué sí, qué no. Que sí ahora, que sí después, qué no. Pero más vale que empezamos a pensar en que hay cosas que no vamos a hacer y no sentirnos culpables por ello. El tiempo es una cuestión de oportunidad. O hago una actividad o hago la otra. O voy a una reunión o me queda en la oficina trabajando, o voy en coche o voy andando. O estoy con mi familia o no estoy con ella. Decidir conlleva un coste de oportunidad. En el mundo de las maravillas, puede que tengamos tiempo para todo; en el mundo de las realidades, no es así.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¿Cómo decidir qué hacer o qué no hacer? Hace décadas David Allen ya investigó este tema y dejó establecidos los principios del método GTD (Getting Things Done) que hoy, muchos siguen desarrollando. Básicamente, se trata de tener tu propio sistema desde que sabes que tienes que hacer algo hasta que lo haces. Y por dónde empezamos, por abandonar la memoria y apuntar. ¡Sácatelo de la cabeza! No utilices la memoria para guardar acciones. Utilízala para ser más productivo. Si lo puedes apuntar, no lo tienes que recordar. Apunta en un bloc de notas, en una libreta, en una aplicación del móvil, haz una foto, grábate un mensaje, mándate un mensaje al e-mail… la forma la decides tú, pero anota. Anota todo lo que tienes que hacer o algo se quedará sin hacer por el camino.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Una vez anotado, busca tu momento “PLAN”: Piensa Las Acciones Nuevas. El momento PLAN es en el que revisas lo que se supone que tienes que hacer y tu decisión de lo que vas a hacer. ¿Cuándo? Las dos próximas horas. De nada sirve organizarse la agenda de todo el día si a las dos horas, ya sabemos que las urgencias y los imprevistos han destrozado la agenda que teníamos. Si planificamos dos horas somos realistas; si planificamos todo el día… ¡suerte! Puedo decidir hacer algo más tarde, en otro momento de la semana o algún día de mi vida, pero lo real es lo que vas a hacer en las dos próximas horas.

 

Ya sé lo que voy a hacer las próximas dos horas y sobre todo, sé lo que no voy a hacer. Primera decisión. Ahora toca hacerlo. Por pensar en hacerlo, no se hace solo. Es el momento de la acción y ahí jugamos con nuestro robot interno. ¿Qué es el robot interno? La forma en que hemos aprendido a actuar. Nuestros hábitos: decimos que sí a todo, hacemos una llamada, discutimos con alguien (porque tenemos razón), mantenemos un orden propio que nadie diría que es orden, enviamos un correo, empezamos varias actividades y no cerramos ninguna, hacemos otra llamada, discutimos por segunda vez (claro que tenemos razón), hacemos varias cosas a la vez porque podemos y evidentemente, demostramos que somos capaces de hacer varias cosas a la vez y mal, enviamos otro mensaje, discutimos por tercera vez (ahora está claro que tenemos razón) y entramos en una reunión (esto merece un post aparte), salimos de la reunión y el teléfono nos dice que tenemos veinte correos sin leer y cuatro llamadas (un día flojo), discutimos por cuarta vez (a lo mejor no importa quién tiene la razón)… Somos los hábitos que nos hemos creado. La mala noticia es que para tener tiempo tenemos que desaprender muchos de ellos y eso cuesta. La buena noticia es que se pueden crear hábitos productivos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Y finalmente, llega el turno de descansar. Muchas veces no descansamos bien porque tenemos muchas cosas que hacer, pero para hacerlas necesitamos energía y solo la tendremos si descansamos. Hay un enanito en la cabeza que te dice: aguanta un poco más, no duermas, no seas vago que tienes mucho que hacer… y ese mismo enanito, al cabo de un tiempo, te dice: claro que te duele la espalda, no descansas… Descansar es necesario. Punto. ¿Cómo descansas? ¿Qué haces para descansar?

 

Sí tengo tiempo, gestiono las decisiones que tomo con el tiempo que tengo, decido qué hago y qué no hago, lo hago y descanso. Dime con qué tiempo andas y te diré quién eres: si el Conejo Blanco del país de las maravillas o la persona responsable del país de las realidades. ¡Que el tiempo te acompañe!

 

Dibujos: Mario López Guerrero

 

Aprovecho la ocasión para invitarte el próximo 23 de febrero al primer aniversario de la Revista VEINTE que se celebrará en Madrid. Es una oportunidad única de compartir tiempo de ocio y crecimiento con profesionales de la gestión del talento y las personas en un marco incomparable.

¿Quieres asistir? Aún estás a tiempo!

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