Llega el verano, las bicicletas, las expectativas, los finales…

 

Llegan los cierres de ciclo, los cambios de temporada, las nuevas etapas.

 

Y con ellas, llega el final de Juego de Tronos y todo lo que aprendí con él, todo lo que me apetece compartir contigo como forma de hacer el parón veraniego en el blog y ponerme en “modo caparazón” como dice una buena amiga.

 

Y quiero hacerlo en dos parte diferenciadas. Por una parte, los aprendizajes desde las tripas de esta épica serie y por otro, el aprendizaje de vida que desprende siempre a golpe de guión.

 

Admito que he tenido que asimilar el final, digerir bien todos los giros y cierres en tan sólo 6 capítulos. He tenido que hacerme a la idea de que ya no habrá más intrigas, de ahí que haya tardado tanto. Es necesario dejar reposar las emociones para que aparezcan los pensamientos de manera más clara.

 

¿Con qué me quedo esta temporada final?

 

  • Lealtad: he disfrutado de personajes que han sido leales a su esencia y no a lo que esperaba el público, a su naturaleza, con el mayor de los costes para ellos y para el desenlace final. Volverse un escudo humano mientras salvas la vida de otros y hacerlo con el mayor de los orgullos…eso visto, y en muchas ocasiones en esta temporada final.
  • Familia: he visto como el valor de la manada se da calor y se protege ante los ataques del invierno. En esa vida, que aunque no suene bonito, es una lucha y hay que buscar defenderse, hacer unión y hacerse fuerte frente a los enemigos. He llorado con familias rotas, fragmentadas en apariencia que unen lazos en momentos vitales y vuelven a ser tan fuerte como en sus inicios, aún siendo menos en número.
  • Honor: uno de los valores clave de la serie, transversal desde sus inicios, ese que alguno de sus personajes han tomado y dejado según conveniencia, destaca sobre manera en esta temporada final. Hay muchos momentos donde el honor está por encima de los propios intereses, incluso llegué a pensar que lo haría desaparecer (al poder, me refiero.…)
  • Poder: al igual que el honor, el ansia de poder ha estado entre bambalinas desde el amanecer de la serie (y de los tiempos). y constituye un pilar en este maravilloso entramado de casas y reinos. Y como guinda del pastel de esta temporada, el poder sin medida destruye todo lo bueno. Sin pudor, arrasando con todo lo que encuentra a su camino, como forma de ejercer lo que a uno le viene dado por derecho…
  • Venganza: he vivido venganzas individuales donde me he visto reflejada, incluso echado de menos alguna venganza más cruenta por deudas del pasado de los personajes.… Pero también he sufrido con venganzas sin sentido apoyadas en la corrupción y el poder que nunca llevan a buen puerto. Ya sea desde las alturas o a ras de suelo, la venganza nunca te lleva a un lugar hermoso.
  • Liderazgo femenino: reinas contra reinas, mujeres sumisas que acaban al frente de reinos independientes, heroínas justicieras y mujeres que cuidan de mujeres. Cuánto me ha gustado ver el papel PROTAGONISTA de la mujer en esta serie, temporada tras temporada. Cuánto…

 

 

¿Con qué aprendizaje de vida me quedo?

 

– Un final siempre es un final: y en este caso, ha levantado ampollas, literalmente. De repente, todos nos hemos vuelto críticos de series y narrativa y  hablamos de arcos argumentales como quien habla de la lista de la compra.

El final no ha gustado a su inmensa mayoría pero poco tiene que ver con el presupuesto final, las ganas de los actores de cerrar etapas o las prisas de producción por pasar a otro negocio.

Un final implica siempre un cambio, algo a lo que habías estado acostumbrado “de repente”…se esfuma. Y eso, no gusta a nadie. Nunca. Se nos llena la boca hablando del cambio y el beta permanente, pero a veces, incluso “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”, genera un cierto regusto en nosotros.

El final no te ha gustado porque significa que ya no habría más Juego de Tronos, porque lo que hasta ahora sí, ahora ya no…

 

– No se puede contentar a todo el mundo, nunca llueve a gusto de todos. Y el final de Juego de Tronos, no iba a ser menos.

Crees que te mereces otro final, que no es justo que unos hayan acabados exiliados y otros en el Trono, que la historia no indicaba que fuera a será así. Se te olvida que esta historia, a pesar de haberte metido de cabeza en ella, no es tuya, simplemente eres un espectador sin voz ni voto para el desenlace y desarrollo de la historia.

 

– Las expectativas creadas en 10 años han sido muchas, las esperas entre estreno y estreno han alimentado a un monstruo. Esto se veía venir y  en lugar abrirte a cualquier final, dado que no era tu historia, fuiste creando hipótesis y alimentando teorías porque hiciste tuya la historia de los Stark, los Lannister o Meñique.

Dicen que la decepción es el resultado entre lo que ocurre en realidad y lo que pensaste que iba a ocurrir. Así que un adecuada gestión de la expectativas, te hubiese ayudado muchísimo a asumir mejor el final de la serie

 

Y ahora ¿qué? ¿Quién llena esta vacío? ¿Qué harás con esta melancolía que sientes al saber que no habrá más temporadas? Ni más teorías sobre cómo morirá el Rey de la Noche o cuál será el próximo traidor en desaparecer.

Tranquilo, estoy segura de que pronto llegará alguna serie, libro o historia que conseguirá entretenerte. Pero también estoy segura de que tardará en llenar su espacio como lo ha hecho la historia del trono de hierro y la rompedora de cadenas.

 

Imagen: google.com

 

 

 

Se nos ha ido la pinza, y mucho, con la consciencia.

 

Desde hace un tiempo a esta parte, es una de las palabras que más leo/escucho y que menos se sabe qué hacer con ella luego. Todos los profesionales, de uno y otro sector, te hablan de ser consciente de tus miedos, limitaciones, fracasos, talentos, potencialidades…pero luego pocos te dicen qué hacer con ellos, con ello.

 

La toma de consciencia no es moco de pavo, supone la capacidad para reconocerse y darse cuenta de uno mismo, sus circunstancias y de “todo” lo que le rodea. Es diferente a la conciencia, que supone lo mismo pero en términos de moralidad, lo que está bien y mal de todo aquello que hago, percibido, presencio, pienso.

 

La ida de pinza de la que hablo, es que parece ser que está de moda hablar de ello y llenar posts (como este, mismamente), libros, escenarios, debates y ppt. En sí mismo no es malo, no hay nada mejor que saber de dónde parte uno para saber a dónde ir, y ese es parte del camino del autoconcimiento y de esta toma de consciencia.

 

Pero de nada servirá profundizar y entrar en un de bucle de introspección…si luego nadie te ayuda a hacer algo con ello, sobre todo con aquellos aspectos que estabas inconscientes por algún motivo.

 

Resulta tremendamente fácil hablar de sentimientos, pensamientos y emociones, porque es algo inherente al ser humano: todos los tenemos. Con tal de que te sepas explicar con soltura y tengas un buen barniz, cualquiera da el pego. Ahora, hablar de qué hacer con ello, y de cómo lograr un cambio en la conducta, a eso ya no se lanza uno tan alegremente.

 

La complejidad reside en ayudar a pasar de la actividad cognitiva que se basa en pensamientos y emociones que posteriormente tienen un comportamiento evidente para los demás. Este paso, ya no es tan fácil… La palabrería vacía aquí se queda coja, porque se deja de hablar de lo intangible y se pasa a hablar de pautas claras, indicadores de mejora, conductas medibles y evaluables.

 

Se nota que quien disfruta hablando de la consciencia y de la profundidad del ser humano desde la irresponsabilidad no ha vivido nunca la toma de consciencia de una persona con demencia ante su propia imagen en el espejo. Imagen que no reconoce, obviamente, pero que sabe que se corresponde con quien está frente al espejo. Es fácil probar y situar a alguien frente a sí mismo, ponerle a prueba y comprobar su reacción, hacerle consciente de la realidad… Y luego? Qué hacemos con lo que ocurra? Cómo ayudamos a gestionar las consecuencias de esa toma? Cómo manejamos el dolor, frustación, negación, enfado, euforia que se ha desencadenado y lo transformamos en algo productivo?

 

Por eso, y por muchas cosas que tienen mucho más que ver con mi conciencia que con mi consciencia, te recomiendo que tomes consciencia… lo justo. Sobre todo, según con qué temas y según si tienes quién te ayude a qué hacer con eso de lo que eres consciente. Porque pasar de ir por la vida en automático (que eso tampoco, eh…) a ser plenamente consciente de todo, puede suponer un trago tan amargo como grande para hacerlo de una sentada y por uno mismo.

 

Así que, o te organizas para ir poco a poco, o mejor no te metas en el jardín de la consciencia a lo loco, ya sea sólo o acompañado. Porque esto de las modas y de usar conceptos para rellenar en conversaciones y quedar de cultureta, ya puestos, que sea con algo que no te pueda hacer daño.

 

Que digo yo, que por tener momentos de insconciencia o de llevar el automatismo por bandera puntualmente, no pasará nada. Que esto del equilibrio, de los términos medios siempre nos ha venido bien y parece que lo olvidamos en cuanto se pone de moda cualquier palabra que suene  a diván.

 

Imagen: google.com

Cuando me preguntan sobre el uso de las redes sociales de manera cotidiana, tengo muy  clara mi respuesta: es mi inversión en marketing. Luego ya decido si entro en detalles de hablar sobre estrategia, imagen de marca o resultados, pero en principio creo que ha sido la mejor decisión que puede tomar hace 10 años: abrir perfiles en todas las redes sociales y ver de qué forma me podían servir para mi proyecto profesional.

 

Desde entonces las cosas han cambiado tanto… Hay muchas más redes sociales, cada una de ellas ha depurado su estilo y su público y con ello la forma adecuada de usarlas, mis objetivos ya no son los mismos y por lo tanto ni mi estrategia ni tiempo en ellas, son los mismos.

 

Pero hay algo que no ha cambiado: mi visión crítica sobre ellas, que siempre ha ido de la mano de su uso en mi beneficio. Creo que la una no excluye lo otro, es más, creo que una potencia lo otro. Y de esa visión crítica, nace este post sobre el lenguaje que usan las redes.

 

El pernicioso lenguaje de la red no hace referencia a cómo nos comunicamos nosotros en ese entorno, eso nos daría para una vida. Trata sobre el vocabulario que utiliza la red (cada red, en realidad) y que me resulta tremendamente significativo. No sé si por el impacto que tiene nosotros como usuarios o porque en realidad sea un reflejo de la sociedad que creamos cada día, pero no dejan de sorprenderme las relaciones entre determinados conceptos y su significado “real” en nuestro comportamiento:

 

– Amigo: FB se refiere a los contactos como eso, amigos. Y hay hasta quien así se lo ha creído. No te digo que del uso de la red no surja amistades, colaboraciones y todo lo bonito que te puedas imaginar. Pero, llamar “amigo” a los contactos, me resulta cuanto poco obsceno. Imagino que a estas alturas ya sabrás que usar FB al igual que cualquier otra red, no es gratis, ya que su existencia se basa en el crecimiento exponencial que generan nuestras interacciones, y sobre todo de nuestros datos. Por eso ¿qué puede haber más bonito y emotivo que tener 5000 amigos?

Incluso hasta la propia red limita el número de amigos (cosa que no hace en las fan page, curioso…), como si del mismísimo Dunbar se tratase (te recomiendo leer con calma la investigación sobre el número Dunbar que aborda la cantidad limitada de amistades de calidad que podemos llegar a tener).

Esta palabra se le queda grande a cualquier red, ya que para mí la amistad implica aceptación, protección, afiliación, comprensión y muchas cosas más que no dependen de un click. Y ser amigo en FB, no supone necesariamente que se den relaciones de calidad y en estos términos que te comento.

 

– Seguidores: tanto TW como IG, usan este concepto. Nada que ver con la amistad de FB y mucho más cerca de la de crear líderes de opinión, alimentar egos y crear “influencers” (otra palabra que da pa tanto….).

TW es una red que genera muchísimo contenido y debate, lo de que sea sano o no, ya es otra historia.

Luego está IG, la red del ego por excelencia, de los selfies, el autobombo y el postureo y creo que esta visión negativa que te presento de ellas tiene mucho que ver con que el término usado para los contactos sea “seguidores” y no otro.

Revisando palabras vinculadas a “seguidores”, me encuentro muy de cerca palabras como partidario, secuaz, sectario, adepto, adicto o fiel. ¿No te resulta interesante? A mí, mucho.

 

– Contactos: LI sin embargo, usa la palabra contactos para vincularte a personas que pueden ser de tu interés o hayan trabajado contigo. Eso mismo es su razón de ser y en eso mismo basa su lenguaje. Obviamente es la red más “profesional” y pretende ser la más limpia, algo que en el uso de lenguaje, al menos creo que consigue. Si entrásemos a hablar sobre sus algoritmos cambiantes, sus penalizaciones y sus giro hacia lo emocional con emoticonos similares a los de FB, quizás nos desviásemos. Pero en cuanto a su lenguaje, es mucho más purista, al menos en apariencia que el resto de redes.

 

– Comunidad: Cada red te invita a que crees, mantengas, gestiones y alimentes tu propia comunidad, cuyo significado tiene que ver que un grupo de personas que conviven voluntariamente (¿) baja unas normas, reglas o sentir común. Y ¿quién es el punto en común de tu comunidad? Nadie más que tú, en principio.

No es casual que las redes te invadan con información personas de interés para ti o que sepas cuáles son los contactos que tenéis en común, para seguir hacer creciendo tu comunidad, que no es más que un puntito en las miles de comunidades que nos invitan a hacer crecer.

 

– Compartir: Cada red con su estilo, pero todas fomentan que se comparta (distribuya, alimente, participe) información y con ello generemos más interacciones que nos unan ( y sigan haciendo crecer la parte más mercantilista de las redes). La veo acertada hasta que la empezamos a desvirtuar y olvidamos que la red consiste en eso mismo, en compartir para hacerla más grande y obtener beneficios los unos de los otros. Pero cuando nos quedamos en la superficie con la parte edulcorada y wonderfuliana de la misma, me produce acidez. Aquí sí que me pongo ácido y con acritud, sin pudor alguno.

 

– Etiquetar: como si de latas de conserva se tratase. Etiquetar implica avisar a alquien que estás hablando sobre él, y suele ser algo bueno, pero también supone el compromiso de tener que responder a lo que puede no ser tan halago para ti como para quien te etiqueta.  El significado de etiquetar varía desde clasificar, categorizar, nombrar o se relaciona con término puramente mercantiles.

Ahí te lo dejo para tú mismo le des el valor que te apetezca.

 

– Bloqueo: Me encanta esta concepto. Las redes son listas, muy listas. Saben que te cuesta gestionar la crítica y que es mucho más efectivo el aplauso (sincero o no) que el debate, la apertura de mente y la asertividad. Todo queda tan bonito sobre el papel…pero luego en realidad, hay personas y comportamientos que no te apetece ni tener cerca, ni ver mucho menos soportar. Y como no estás preparado, ni ganas que tienes, de desarrollar tu lado crítico, de aprender a convivir con una parte de tu entorno que no tiene que ver contigo, de ver otras opciones de vida, pues vas y bloqueas.

Y lo digo sin acritud ni ironía, porque si se ha creado esta opción, por algo será: para que la uses. Lo que me preocupa es su uso indiscriminado para apartar a todo lo diferente de ti o para prohibir que alguien acceda a tu perfil porque lo entiendes como privado. Te voy a contar un secreto: en el momento en el subes información a la red…deja de ser privado y cuando digo la red, digo LA RED.

 

– Silenciar: y como las redes son tan inteligentes y aprende por sí mismas mucho más rápido que nosotros se han inventado esta opción cuando la cobardía acecha. Si no quieres tener a alquien en tu red, te resulta molesto o incómodo, no lo tengas. Pero no te atreves a echarlo porque sería un agravio para él, te traería consecuencias gravísimas y además esa información es visible para muchas personas. Por eso ha llegado esta opción que ha convertido algo tan bonito como el silencio en algo pernicioso. Dejas de ver información sobre esa persona y por lo tanto, de ser molesto para ti, pero no te obliga a enfrentarte a la conversación tan dura de “ya no te quiero en mi red”.

 

 

Dejar de seguir a alguien o dar más o menos likes, se ha vuelto un arma de venganza, y esto me hace pensar en el impacto tan negativo de parte tóxica de las redes sociales. No tanto porque la red fomente que así sea (no lo tengo claro aún), sino porque te las has tomado así: como un arma arromadiza y no debiera ser más que una parte de tu vida.

Sigue a quien quieras, comenta lo que te apetezca, deja entrar en tu red y prohibe a quien consideres. Siempre que lo hagas desde el respeto y sabiendo que la otra parte puede no comprender tus acciones como tú, es la opción más madura y responsable.

 

Pensaste que con un unfollow harías daño, y lo peor fue que lo hiciste.

 

Dime si no es para pensar en el lenguaje de la red como algo pernicioso, que representa nuestra forma de comunicarnos o ha fomentado que nos relacionemos de esta manera.

 

Imagen: google.com

Un nuevo 15 de mayo que celebrar, y ya van 6, ya van 3.

 

Hace 6 años que el destino y las prisas de Alba, quisieron que fuese una de las fechas más importantes de mi vida. Pero esa, es otra historia, quizás la bonita que pueda escribir nunca.

 

Y hace 3 años, que decidí que el 15 de mayo también podría ser un buen día para dar a luz mi web y mi blog.

 

15 años ejerciendo como psicóloga.

10 años llevando la psicología a la formación, talento y empleabilidad de las personas y las organizaciones.

3 años con un espacio digital propio donde crear contenidos (desahogarme muchas veces), dar forma a mi imagen profesional y desde donde hacerte llegar quién soy y qué podemos hacer juntos para que tu vida sea “mejor”.

 

 

Y como cada año, llega el momento de dedicar un post única y exclusivamente al motivo de la existencia de que todo este mecanismo siga en continuo funcionamiento: TÚ.

 

Como Silvia Saucedo dijo en su post sobre las etiquetas, no me gusta hacer sentir a nadie la obligación de leerme, seguirme o compartir contenidos por el simple hecho de que aparezca una campanilla en tu pantalla y te indique que alguien te ha nombrado.

Soy de cuidar mucho lo que etiqueto, salvo para dar el valor que se merece un buen contenido, con lo que espero que este post te llegue por otras vías, lo leas y sepas que eres tú de quien estoy hablando. Yo lo tengo clarísimo.

 

A ti, que me envías un whatsapp cada vez que cambias de continente para contarme novedades y ubicarnos en un nuevo cambio horario.

 

A ti, que me compartes fotos del nacimiento de tu hija instantes después de salir de quirófano.

 

A ti, que me lees y comentas en privado lo que te ha parecido el post del blog o cualquier reflexión nocturna de “esas” mías.

 

A ti, que me haces llegar por whatsappa, mail o mensaje (vamos, que me entero sí o sí) que lo he compartido te encanta, o no te encanta tanto otras veces…

 

A ti, que hace años que ha finalizado el proceso que iniciamos juntos y sigo recibiendo mensajes para saber cómo te va todo y una invitación a un café.

 

A ti, que utilizas tus escalas para hacerme llegar envíos por correo postal. Siempre sorprendentes, siempre llenos de cariño.

 

A ti, que me respondes a las actualizaciones del blog al mismo correo y empezamos un intenso debate, la mayor parte de las veces.

 

A ti, que me lees cada semana y te alegras por mis avances, te entretienen mis andanzas, y aprovechas para decírmelo en cada ocasión que coincidimos en persona. Y todo ello sin aparecer en la lista de contactos, amigos o seguidores…

 

A ti, que me escribes para contarme como nuestra conversación te sirvió para enfrentarte a un miedo que tenía nombre y apellidos o que simplemente llevaba toda la vida ahí, contigo. Y ya no está. O ha menguado de tamaño.

 

A ti que me envías un selfie o un vídeo mientras caminas por la calle para contarme qué tal ha ido ESA reunión, ESA entrevista, ESE café tan crucial para ti y que formaba parte del PLAN establecido.

 

A ti, que me ayudas a difundir mis contenidos y hacer que llegue más lejos. A veces sin etiquetarme (con lo que me entero) y otras veces, con toda la dedicación y tiempo que ello conlleva.

 

A ti, que confiaste hace tanto es mí para impartir mi primera formación, mi primer proceso, mi primera consultoría. Porque lo hiciste cuando tan sólo sabía que lo haría lo mejor posible para ti o tu organización, pero ignoraba el resultado final. Algunas cosas, no han cambiado 15 años después.

 

A ti, que me confías cada día tus pensamientos, reflexiones y objetivos en un espacio compartido y me permites ir a tu lado aprendiendo a cada paso. Sabes que siempre te digo que la agradecida por la elección, siempre seré yo.

 

A ti, que eres fuente de inspiración por tus actos y tu esencia, por tu historia de vida y haces que quiera mejorar cada día y que me replantee todo más a menudo de lo que mi cerebro muchas veces puede soportar.

 

A ti, que me ayudas a tomar decisiones, enfocar nuevos proyectos a sopesar opciones y a seguir avanzando. A no tirar la toalla o saber que cuando la tire, no será una batalla perdida.

 

A ti, que me acompañas en mis locuras, proyectos e ideas que muchas veces quedan solamente en eso, pero que al hacerlos acompañada me saben infinitamente mejor.

 

A ti, que te ocupas por saber de mí, te interesas por entrar y estar en la parte de mi vida en la que tienes un hueco y siempre serás bienvenida.

 

A ti que soportas mis iras, cabreos y enfados varios, ayudándome a llevarlos y transformarlas en acciones sanas y productivas. Que me centras y das sosiego cuando pierdo pierdo la calma.

 

A ti, que me ayudas a relativizar y dar sentido a mi realidad cuando yo no consigo hacerlo.

 

A ti, que me ayudas a frivolizar cuando me paso de profunda, que me ayudas a ampliar horizonte cuando el mío empieza a reducirse o quedarse estático.

 

A ti…

 

Sí, sí, a ti. No tendría ni vida ni voz suficiente para agradecerte el impulso que supones en mi día a día, en mi desarrollo, en la satisfacción de hacerme llegar que el trabajo está bien hecho. Y que cuando no está, tú me ayudas a redirigirlo.

 

Porque necesito hacerte llegar de manera (más) formal lo que muchas veces hemos hablado y compartido en persona: eres el motor de todo esto.

 

De qué sirve que escriba y actualice mi blog, que comparta mis contenidos y te cuente de la mejor forma que puedo y sé lo que hago o he aprendido, si no te es útil para tener una vida más equilibrada, saber manejar mejor tus emociones o gestionar de manera eficaz al equipo del que formas parte.

 

Porque si esto se está haciendo más grande y me está llevando a donde nunca me había planteado, es sencillamente…gracias ti.

 

Imagen: pinterest.com

 


 

Y este miércoles 15, con motivo del 3ª aniversario, te invito a que te pasees por la nueva web renovada, donde actualizo imagen, secciones y contenidos.

Me encantará verte allí y conocer tu opinión sobre el cambio.

Nos vemos!

www.jessicabuelga.com

He tardado mucho en dejarme llevar por las “masas” para disfrutar de esta serie, más por falta de tiempo que de ganas. Más por falta de organización que de ego y no ser pasto de la inercia de la sociedad.

Y 8 años después, lo admito: mi rindo a sus intrigas, juegos, batallas y sobre todo a sus aprendizajes vitales.

Ahora tengo pendiente leerme los libros en los que se basa. Todo a su tiempo.

Pero mientras, disfruto del desarrollo de personajes como mi favorita (sin lugar a dudas) Arya Stark o la evolución de su hermana Sansa. Del liderazgo latente de un personaje que desaparece en la primera temporada e inunda toda la trama. Del lado humano de Cersei Lannister y del pequeño gran estratega Tyrion.  De una época tan oscura y llena de sangre como actual, aunque parezca remota e imaginaria.

Y sobre todo, aprendo de ella, por lo que quiero compartir contigo mis 10 aprendizajes vitales.

 

Valar morghulis…

 

 

APRENDIZAJE 1: Estar del lado del poder, tan sólo significa eso: estar de su lado. Ni lo tienes ni lo eres, sólo estás de su lado.

Pensar que acercarte a quien ostenta el poder que anhelas o crees merecer, te hace ser poseedor del mismo… supone un gran error. Genera un efecto halo al creer que ese poder se extiende hasta ti, te toca e impregna. Pero el poder no es más que un efecto colateral de la autoridad y si me apuras del liderazgo, algo que uno se gana y le es otorgado, no impuesto ni regalado. Por lo que para tener poder, hay que construirlo y luego gestionarlo.

El poder bajo cuya sombra te quieres proteger, nunca será tuyo en origen y por lo tanto no te servirá para los fines que buscas… A veces limpios y otras, no tanto.

Lo de rodearse de personas importantes, interesantes, influyentes no siempre tiene el efecto que uno desea ;).

 

APRENDIZAJE 2: en la vida, no siempre es el protagonista quien conquista todos los corazones. Hay personajes secundarios que atrapan tu atención y destacan sobre el resto, aún estando en un segundo plano.

Sin alardes

Sin poses

Sin pedestales

Hay personas que son protagonistas sin pretenderlo, por su carisma, su poder de atracción, por elementos de los que nos son conscientes. Y eso, los hace tremendamente irresistibles y con un alcance mucho mayor y más perdurable que quienes se empeñan en destacar a cualquier precio o por el simple hecho de que su nombre tiene mayor tamaño o aparece en primer lugar en los créditos.

 

APRENDIZAJE 3: Si observas más allá del persona(je), siempre consigues ver su lado humano…

A pesar de que el fin no siempre justifica los medios, si consigues ver más allá del papel, del rol que asumen las persona(jes), comprendes sus motivos aunque no los compartas.

Los hechos aislados, sin comprender el contexto en el que han ocurrido, siempre inducen a error. Al interpretar el comportamiento de una persona de forma independiente a lo que la rodea y basándote solamente en aquellos elementos que confirmen tus hipótesis, sólo hará que tengas una visión sesgada de ello. De ahí que en tus historias siempre haya malvados o bondadosos, hagan lo que hagan. Lo extraño es que en tu historia, tú eres el bueno (y yo en la mía, obviamente…)

Las personas nos vemos obligadas muchas veces (o eso creemos) a actuar de una forma que en otra circunstancia, jamás hubiéramos hecho.

El mundo, tú, yo, necesitamos de más empatía para comprender aquello que subyace al comportamiento del otro, pero no cómo excusa o disculpa de ello, sino para una interpretación más ajustada de los hechos a una realidad que no sólo es la mía.

 

APRENDIZAJE 4: Si observas más allá del persona(je), siempre consigues ver su lado humano… o no.

Aunque intentes ver más allá del papel, del rol que asumen los persona(jes), a veces no consigues comprender los motivos de sus actos.

Existen persona(jes) que los mires por donde los mires, no hay atisbo de bondad. Te encuentras con persona(jes), donde abunda la tiranía, que disfrutan con la tortura y el daño ajeno, por el simple hecho de herir, vulnerar…

Hay persona(jes) donde el único consuelo o explicación posible a su comportamiento… es la existencia de un trastorno mental.

Pero a veces, sencillamente, prevalece la maldad.

Sin mayor explicación.

El comportamiento humano sigue siendo un enigma en muchas ocasiones: un desequilibrio mental, transitorio o permanente, no siempre sirve de excusa.

 

APRENDIZAJE 5: Nunca subestimes al enemigo.

Eso te hace bajar la guardia, creerte mejor, pensarte invencible. Y ni lo uno ni lo otro.

Tener adversarios es algo natural, necesario incluso para estar alerta y mantenerse vivo a muchos niveles. Si lo sabes aprovechar, te estimula para que sigas en constante aprendizaje, evoluciones y admitas que no eres infalible. Te hace humano y fortalece al mismo tiempo…

No te mofes de la competencia.

No banalices a tus adversarios.

No trivialices a tus contrincantes.

No restes a valor a quien no es como tú. A veces, es un rival, y otras, simplemente es…diferente a ti.

 

APRENDIZAJE 6: La supervivencia basada en el sentido que le demos a la vida: venganza, poder, ira, miedo….

Aquí es donde entra en juego de las valor de las emociones “supuestamente” negativas que nos sirven para superar obstáculos y sobreponernos a situaciones de un sufrimiento impensable hasta que nos ocurre.

Ni la ira es siempre mala compañera ni la alegría constante es real o lleva a buen puerto.

A veces, una emoción de base o carga negativa (desagradable), puede ser la llave que te ayude a salir del bache en el que te encuentras. Y otra que inicialmente es positiva o agradable puede ser la causante de una pérdida de perspectiva del objetivo.

Como en la vida, lo ideal es conseguir el equilibrio y gestionar las emociones en el momento en el que no sean más beneficiosas. Y la ira, el enfado o el miedo también tienen un valor vital que no debes olvidar.

 

APRENDIZAJE 7: El valor de lo humano, las personas como moneda de cambio.

Pudiera parecer algo habitual de épocas lejanas incluso de mundos imaginarios con dragones en el cielo. Pero no, es tan real y actual como la vida misma.

Las personas seguimos siendo en muchas ocasiones, moneda de cambio, valores al alza o a la baja según ganancia, objeto de deseo o mera propiedad.

Parece que la época de las hogueras donde quemaban a los herejes, cortaban cabezas en la plaza de pueblo de manera ejemplar o expulsaban del poblado a quienes traicionaban las normas impuestas es algo anticuado. Sin embargo, a día de hoy, todo esto está más de actualidad que nunca…

Pero las personas seguimos siendo meros objetos en manos de las estrategias de otros, las vidas ajenas pierden el valor cuando no son las nuestras, más aún cuando son un estorbo a la hora de conseguir un objetivo en concreto.

Ya sabes: «Si no aportas, aparta» . Y así, con todo…

 

APRENDIZAJE 8: Esos líderes que están sin estar.

 

Ser líder es algo que no conseguirás leyendo un libro ni acudiendo a un fin de semana de formación transformadora.

 

Hay personas que aparecen y sin embargo es como siempre hubiesen estado ahí. Las mismas que desaparecen pero su esencia se sigue respirando en el ambiente o continúan siendo el pilar central de historias, a pesar de no estar presentes.

Eso es un buen liderazgo, donde no necesitas permanecer vigilando si las personas te respetan, admiran o tienes autoridad. Donde tus valores han calado tan hondo que aún sin estar, sigues formando parte de la historia porque te has convertido en parte del motivo vital de otros (no entro en detalles del tipo de motivos y la forma de los mismos, eso es algo totalmente personal e intransferible).

El liderazgo como el poder, es algo que se construye y se gana, no que se impone ni se compra.

 

 

APRENDIZAJE 9: Feminismo en época de dragones.

 

La mujer como moneda de cambio.

 

La mujer como estandarte de objeto.

 

La mujer como papel activo de la historia, de cada historia , de su historia.

 

A veces tomando decisiones arriesgadas y otras dirigiendo vidas propias y ajenas, Por qué no?

 

Da igual vestir abrigos de pieles (sintéticas, espero…) con broches de dragones o agujas en la cintura que sirven como argumento base de una venganza. Lo importante es tener la posibilidad de elegir y decidir qué vida tener, siendo consciente de las limitaciones y dificultades implícitas en llevar la doble X en el genoma sexual.

 

 

APRENDIZAJE 10:  La realidad siempre supera la ficción

 

Dime si no te has visto reflejado en alguno de los personajes a lo largo de toda la saga.

Dime si no has identificado a cualquiera de tus enemigos en los papeles más siniestros de cualquiera de los 7 reinos.

Dime si no te has sentido parte de cruentas batallas donde perecían inocentes por el poder de otros, quizás el tuyo propio. Campos llenos de sangre por absurdas luchas entre valientes soldados mientras los intocables agitan y disfrutan de sus copas de vino desde los seguros balcones.

Dime si no has presenciado traiciones, sucias estrategias o has sobrevivido a enfrentamientos inesperados.

Y dime también si no has compartido una defensa de valores que va más allá de uno mismo, la unión entre personas más allá de reinos y kilómetros de distancia o la sensación de aprender y salir fortalecido de los errores.

 

Dime, si no es bonito aprender de cualquier acontecimiento vital, Juego de Tronos incluido.

 

Imagen: google.com

Tengo por costumbre intercambiar opiniones e impresiones tras finalizar las sesiones de formación en empresa con parte del equipo, de una manera más distendida, frente a un café o simplemente, fuera del rol docente.

 

Siempre te llevas mucho más que la información oficial de las encuestas o la petición expresa de feedback final.

 

Mucho más.

 

Y en esta ocasión, tras compartir con un equipo de responsables de una empresa tecnológica una mañana sobre delegación y comunicación efectiva, surgió un tema muy frecuente en este entorno: la gestión del talento en entornos VUCA, muy VUCA, extremadamente VUCA.

 

Incluso podría decirse que son el caldo de cultivo de este cambio de paradigma.

 

Al grano…

 

– Identificación de talento actual y potencial (alineado con estrategia empresarial)

Si quieres gestionar el talento de organización, de tus equipos, antes tendrás que tener claro qué es lo que quieres conseguir con tu empresa y saber con qué elementos cuentas ya y cuáles vas a necesitar.

Por lo tanto, es imprescindible trazar de manera clara una estrategia empresarial (los plazos, te los marcas tú y tu mercado) alineada con la misión, visión y valores de la organización. Esto, que es tan sencillo y que es la base de cualquier estructura organizacional, suele fijarse 3 o 4 años (con suerte) después de que la empresa esté en funcionamiento. Lo cual genera muchísimos incovenientes, algunos de ellos de difícil o imposible solución.

En lo que a mi papel se refiere en todo esto, que son las personas y el talento en las organizaciones, es requisito imprescindible saber qué aptitudes y actidudes en formato de competencias, tienes a tu disposición en los equipos y con cuáles vas a tener que contar en breve o medio plazo para conseguir esos objetivos propuestos de manera formal.

Para ello, también tendrás que tener identificado el potencial de cada uno de los componentes del equipo de manera individual, en relación con otras personas y la clave: por proyectos.

 

– Catálogo de competencias claves y roles.

Cuando tengas todo esto “bien” definido y comunicado de manera interna en la organización, sería más que interesante crear un documento que recogiese todo esto que estamos hablando que representase la espina dorsal del talento en tu organización.

En época de transformación digital y cambio constante, tú eliges el formato del soporte en el que quede constancia, pero es imprescindible que sea un documento vivo y en permanente adaptación a las necesidades de la empresa.

Te estoy hablando de un catálogo de competencias claves y roles a definir una vez tengas clara esa estrategia que se articula en base a la misión, visión y valores. Esto es, un listado de “habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones, y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz” (definición según el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte) y que al mismo tiempo debe ir de la mano de los roles en los cuales encajará con mayor éxito dentro de un equipo, proyecto o circunstancia.

 

– Definición de puestos de trabajo

Todo esto se nos hace demasiado etéreo, lo sé. Tanto la organización como las personas, necesitamos una pautas más claras de actuación para conocer las reglas del juego y del entorno en el que nos movemos. Aquí es dónde entran en juego la definición de los puestos de trabajo (ADPT).

No quiero que pienses en un listado rígido y encorsetado (basado en el catálogo de competencias y roles anterior) donde una persona se meta cual pesada escafandra. Piensa en una especie de guía puntual de tareas, acciones concretas, funciones y responsabilidades que una persona pueda desarrollar durante un tiempo o proyecto concreto.

La clave de todo esto, es diseñar estos puestos de trabajo de manera conjunta: tú tienes el conocimiento de la metodología y del talento como visión global. Tus colaboradores, tienen la llave del trabajo y desempeño diario y puede abrirte puertas que ni siquiera sabías que existían. Escúchales y házles partícipes de estas definiciones y diseño. No imaginas los beneficios…

 

– Diseño de puestos a medida, mano a mano con los colaboradores.

¿Te imaginas reunirte de manera periódica (y funcional, no cada día, obviamente) con personas de tu equipo) para diseñar a medida su puesto de trabajo en cada proyecto en el que participen? Parece poco operativo, pero es sólo al principio y hasta que nuestros hábitos de gestión de personas sufran la misma transformación que se está dando en el entorno laboral.

Esta técnica es el Job Crafting colaborativo (Amy Wrzesniewski y Jane E. Dutton, 2001) y consiste en diseñar junto con el empleado puestos de trabajo a medida para cada contexto en el que se participe. Esto implica muchísima flexibilidad y claridad de conceptos por ambas partes, lo cual de lugar a una relación madura y más comprometida también de ambos.

También supone una inversión y ruptura de esquemas tradicionales. Esquemas cognitivos y empresariales… lo cual no siempre ocurre. Pero si algo tengo claro, es que aquello que había funcionado siempre y ya no funciona, debe cambiar o incluso desaparecer. Adaptación constante, ya lo decía Darwin, no lo digo yo.

Por hacerte un resumen del Job Crafting, el diseño a medida de los puestos de trabajo se articula en base a 3 aspectos:

– Task Crafting: según las aptitudes personales de cada colaborador, se adaptan las funciones y responsabilidades actuales a sus capacidades y objetivos del proyecto. Se optimiza así la productividad y reduce esfuerzo y tiempo en cada tarea.

– Relational Crafting: se centra en la forma en la que los colaboradores se relacionan e interactúan dentro del contexto laboral. Con ello, se gestionan o anticipan conflictos, malentendidos, problemas de comunicación y con ello, se mejora el ambiente laboral, el rendimiento y la satisfacción laboral.

– Cognitive Crafting: profundiza en la percepción las tareas y relaciones derivadas del trabajo. Intenta eliminar la visión rutinaria, aburrida y limitada potenciando el cambio y la flexibilidad hacia la satisfacción global en el trabajo.

Obviamente, te habrás dado cuenta de que estas condiciones requieren de un profundo autoconomiento por parte del colaborador, pero también de la claridad de todos los términos anteriores por parte de la empresa. Parte de tu trabajo, consistirá en dar luz a ese autoconocimiento en cada uno de ellos ¿te lo habías planteado?

Mucho por barrer en cada casa antes de empezar con técnicas “punteras” que no tendrán sentido si antes, no dejamos bien allanado el terreno.

Si quieres saber más sobre el Job Crafting, te recomiendo el último libro de Belén Valera que presentará su libro «Jobcrafting» en el Colegio de Economistas de Asturias de la mano de Aedipe Asturias el próximo 24 de abril a las 19,00 horas en Oviedo.

 

– Subasta de talento

No puedes hacer todo esto tú solo, desde tu despacho o tu puesto directivo. Necesitas del grueso de la organización, con lo que ya sabes, mano a la obra. Te comparto una idea que podría serte de ayuda: una subasta de talentos.

En formato de actividad lúdica, pero en un contexto profesional y con objetivos claramente definidos, te animo a que hagas una subasta pública de los talentos bien definidos que vas a necesitar en tu próximo proyecto. Bien definidos implica todo lo que hablamos antes, así que no te lances a la piscina a lo loco.

Y anima a tu equipo, departamento y organización completa a ser el mejor postor para desempeñar esas funciones durante un tiempo determinado. Lejos de ser una competición, salvo que tú la fomentes por otras vías, ayuda muchísimo a hacer partícipe a los equipos en la construcción de sus propios puestos y a tener claras cuáles son sus fortalezas o potencialidades.

 

– Branding y talento: embajadores de marca y marca empleadora.

Este tema, requiere post propio, con lo que no voy a extenderme.

Pero para que todo esto se dé en las mejores condiciones posibles, deberías ir pensando en cómo detectar a tus potenciales embajadores de marca y dotarle de las herramientas necesarias llevar puesta la camiseta de la organización dentro y fuera de ella, además de generar una sólida y fiable marca empleadora con el fin de mover el mejor talento dentro y fuera de tu empresa.

 

Conclusión: gestión global y transformadora del talento en tiempos volátiles.

 

No hay más.

 

Imagen: google.com

 

 

Se nos ha ido la pinza con el desarrollo personal, y mucho.

 

Que si zona de confort, que si tu mejor versión, que si beta permanente, que si desapego

 

Ya, ya, ya lo sé que las reglas del juego han cambiado y que todo es volátil, incierto, ambiguo y … nunca me acuerdo de la otra sigla. En fin. Que todo esto es muy complicado, pero también se me hace cansado estar todo el día en constante crecimiento.

 

No sé tú, pero yo, necesito elementos estables en mi vida. Pocos, pequeños, materiales y personales, pero los necesito. Y vale que me adapto a este ritmo infernal de transformación constante, incluso, hasta me gusta, pero también necesito un respiro.

 

Necesito no ser productiva todo el tiempo, al menos a ojos de los demás.

Necesito vaguear, fluir como me apetezca, no como me digan otros.

Necesito cambiar a ratos y a otras estar inmóvil, acomodarme y disfrutar de la sensación de que todo está bajo control.

Aunque sea momentánea, aunque sea un susprio. Déjame que es mi momento, es mi suspiro.

 

Y por si fuera poco, me invaden los consejos por todos lados sobre cómo hacerlo, de profesionales, no profesionales, advenedizos, charlatanes y buenos oradores, que todo hay en la viña de Zuckerberg.

 

Me lanzan mensajes de “haz” , “sé”, “quítate”, “ponte”… Hasta yo misma los he usado y sigo usando en mis publicaciones, en mis conversaciones, fíjate si han calado hondo en mí. Estos mensajes, que no son más consejos y recomendaciones hechos desde el corazón y con la mejor de las intenciones, luego se transforman en otra cosa en conversaciones de cafetería, donde abundan las risas, las ironías y las bromas.

 

Con lo que, inspirada en una auténtica #influencer para mí como es Celeste Barber o el post de Joan Vergara en mi blog, te comparto mi primera infografía sobre las expectativas vs realidad respecto a lo que nos dicen (yo incluida alguna vez, lo siento!!) que tenemos que hacer para estar en el top ten del desarrollo personal y luego…la imagen que puedes llegar a generar en realidad cuando lo haces.

 

Con tanto lío, entre lo que debes hacer, lo que quieres ser, lo que te apetece de verdad y el impacto que vas a tener en los demás, me reitero en mi postura habitual: haz lo que te parezca oportuno en cada momento y sé consciente de las consecuencias de ello.

 

Nunca llueve a gusto de todos, y en esto del desarrollo personal, no iba a ser menos.

 

– La “abuela” que ha contratado Disney

Concha García es una señora de 88 años a la que le gusta  pintar con el programa Paint. Y sobre todo estar con su familia y con mis amigas. Eso dice de sí misma en su perfil de Instagram @conchagzaera.

Todos la conocemos a raíz de ser invitada por Disney a participar en el estreno de la película de “El regreso de Mary Poppins” con motivo de su dibujos prácticamente perfectos en todo sobre la famosa niñera londinense. Lo que empezó como una afición, ha desembocado en una oportunidad de colaboración con el gigante de la animación infantil gracias a las competencias digitales, la determinación y el talento (senior?) que ha mostrado Concha en la red social de la imagen por excelencia.

Puedes seguir la historia de Concha en este enlace:

http://www.rtve.es/alacarta/videos/telediario/td1-abuela-disney-201218/4903885/

 

– La estudiante aventajada

Manuela está a punto de finalizar sus estudios de ingeniería, se encuentra realizando su TFG y estudiando las últimas asignaturas pendientes para poder llegar a desempeñar la profesión para la que tanto tiempo lleva preparándose. Mientras, ocupa su tiempo libre (poco, en realidad) a trabajar los fines de semana en una cadena de comida rápida y así poder ser independiente económicamente.

Pero no quiero hablarte de su gestión del tiempo, su polivalencia o capacidad de adaptación, sino de una colaboración que le propusieron hacer en el canal de Youtube de un amigo. Su aportación consistía en profundizar en un área concreta de la temática central del vídeo, con lo que superó su miedo a la cámara, a la exposición y a las críticas (sobre todo, a la suya propia) y se animó a participar.

Meses después, en el examen de una de esas asignaturas pendientes, donde su nota no había sido sobresaliente pero sí suficiente, el profesor le felicitó por la capacidad de concretar y transmitir el conocimiento en dicha materia a través de la red. La había visto en aquel modesto canal de Youtube!!!! Y consideró que no todas las competencias necesarias para obtener buena nota, se podían apoyar en el formato del papel escrito.

 

– Cv vacío, blog lleno.

Hace unos meses realicé un proceso de selección para una empresa de moda. Buscaban un perfil determinado que no acababan de encontrar, a pesar de estar abiertos a muchas condiciones impuestas en sector (edad, experiencia, aspecto físico).

De entre los cv recibidos, destacó una persona: joven (recién cumplida la mayoría de edad), sin experiencia, ni formación reglada pero con un blog y unas redes sociales impecables en lo que a estilo y moda se refería. Un cv donde primaban sus competencias profesionales adquiridas de manera autodidacta frente a la ausencia de formación y experiencia  contrastada con otras entidades, fue el motivo por el que se decidió convocar para la entrevista. Un cv lleno de creatividad, donde los mismos detalles gráficos que aparecían en él, estaban muy alineados con los valores de la empresa (ojo, era un anuncio ciego, donde la entidad prefirió aparecer identificar).

Su juventud e inexperiencia no ayudaron mucho a que fuese una entrevista fluida, pero también su frescura y cercanía hicieron que encajase a la perfección con la esencia de la marca. Y obviamente, todas las propuestas de creatividad a nivel digital y de espacios, hicieron que fuese el candidato elegido casi desde el principio.

Y lo fue. Y continúa en la empresa demostrando todo su potencial y con una importante proyección dentro de la entidad. Creo, que la (s)elección fue acertada.

 

 

En resumen, ¿qué extraigo de estas situaciones reales y el nuevo contexto laboral? Pues que como te decía al principio, un nuevo mercado laboral necesita de nuevas competencias profesionales, entre las cuales destacaría:

 

– Competencias digitales: no sólo supone tener un blog o un canal de Youtube. En líneas generales consiste en saber qué herramientas necesitas desarrollar o aquellas en las que destacas en un entorno digital, desde una excelente forma de redactar emails con información delicada hasta hablar a la cámara con soltura. Es cuestión de que seas consciente de que los nuevos canales de comunicación requieren de nuevas competencias y quizás ya posean algunas que tengas que adaptar y otras que tienes que sudar la camiseta para conseguirlas.

 

– Adaptación: no sé si más innovación, si más gestión del cambio o más resiliencia. A nivel conceptual está muy bien la discusión etimológica y los matices lingüísticos pero lo realmente importante es que aprendas de una vez por todas, que las reglas del juego han cambiado. La estabilidad, permanencia y estancamiento en un puesto de trabajo ya no existe, incluso ya ni es algo valorado positivamente. El propio mercado laboral no es un caldo de cultivo favorecedor para ello. Por eso, cuanto antes empieces a potenciar las competencias que te hagan destacar en esta volatilidad, mejor. Estoy más que segura de ya que tienes algunas, tan sólo necesitas moldearlas en otro entorno distinto al que las ponías en práctica hasta ahora.

 

– Estrategia y verdad: imprescindibles que vayan de la mano para conseguir tus objetivos, para pasar de la situación A a la B. Inseparables para que tengan sentido y llegues a quien tengas que tengas. Aquí añadiría de pasada la persistencia en el sentido de no tirar la toalla a la primera de cambio que alguien no valore tu perfil y tus competencias como las adecuadas para el puesto. Muchas veces nos empeñamos en insistir en que nos acepten donde no encajamos, en donde no es nuestro lugar. Antes de desistir, intenta hacer llegar a tu verdad al lugar y las personas adecuadas con un cambio de estrategia.

 

Imagen: interpretación del cartel de la película ‘El regreso de Mary Poppins’ del perfil de Concha García en Instagram @conchagzaera.

 

 

 

Se nos ha ido la pinza, y mucho, con la autoayuda.

 

Podría desdoblar este post y marcarme otro por la cara sobre la ida de pinza de las charlas motivacionales, pero no. A veces me da la sensación de que va tan relacionados que (para mí) son indisolubles.

 

Creo que se nos ha ido de las manos las charlas, libros, conferencias y demás historias con tinte de superación. Lo digo desde el más absoluto de los respetos y me llena de satisfacción (de orgullo no, porque no es cosa mía) que las personas superen situaciones vitales complicadas, esa no es la ida de pinza ni mucho menos. Incluso que nos lo quieran transmitir de todas las formas posibles a través de libros, auditorios llenos o stories tiene su punto de bondad, altruista (¿).

 

Lo que no me gusta tanto es que, se convierta en la base y se haga de ello una forma de vida, que la consecuencia se vuelva causa y con ello nos intenten meter en vena aquello de «Si yo lo he superado, tú también lo podrás superar». Que si no lo consigues, es porque no te lo propones lo suficiente. Que si ellos han salido del fango, tú saldrás, si eres un auténtico guerrero, luchador, valiente… Que sus trucos son infalibles y extrapolables a todo lo que te pueda pasar en la vida.

 

El problema no está en que se quiera hacer con esa intención desde el principio, nunca llegaremos a saberlo con seguridad. El problema está en que el público al que se dirigen estas temáticas y formatos, es un público frágil que recibirá a manos abiertas cualquier recurso que les pueda sacar de donde están. Cualquier lugar es mejor que una depresión, una enfermedad incurable o una adicción.

 

Si nos echamos las manos a la cabeza con los curanderos y pitonisas de tres al cuarto que dan recursos facilones de horóscopo de periódico ¿no deberíamos hacerlo también con esto?

 

Y no me vengas con el cuento de la libertad de expresión y que cada uno haga lo que le apetezca y le haga sentir bien, que eso cuento me lo sé yo también. Cada uno puedo hacer lo que le plazca siempre que en el camino no estafe ni dañe a la otra parte, siempre y cuando escribir un libro y dar un charla sobre cómo superó una enfermedad o situación compleja, sea una manera de aportar a la sociedad o compartir conocimiento. Lo que ya no me gusta tanto, es hacer de esa experiencia un manual de vida para otros, vendido por fascículos en forma de libro, vídeos o conferencias multitudinarias pagadas a precio de oro.

 

¿En qué quedamos? ¿Quieres ayudar a las personas con tu historia o quieres lucrarte de ello? Porque si somos claros desde el principio, creo que me gustaría mucho más la historia, tu historia. Ya puestos, te voy a contar la mía.

No tenía muy claro qué estudiar con 18 años, pero sí tenía claro que quería ser universitaria y de todo lo que podía, me quedé con la psicología. Esa ciencia de la salud (sí, que buen trabajo nos ha costado que lo aprobasen legalmente) en la que te formas para conocer el comportamiento humano a través del estudio de la mente desde todas sus perspectivas: biológica, cognitiva, evolutiva y social.

Y sí, yo también quiero vivir dignamente de ayudar a las personas, pero no por contar mi experiencia como una superación personal, como una lucha individual que deseo replicar. Yo, quiero ganarme la vida mientras ayudo a personas a que se encuentren mejor, más sanas, más libres y hacerlo basándome en evidencias científicas, en estudios contrastados, en la trayectoria de casi 150 años, sin contar con la parte filosófica, de la psicología. No me baso en intuiciones ni pensamientos mágicos.

 

Y si lo haces de esa forma, a pesar de que tenga efectos terapéuticos, los mismos que viajar o bailar, hazme un favor y no lo llames terapia ni psicología. Llámalo de otra forma, pero no psicología

 

Puedes llamarme sectaria, inflexible, corporativista o soberbia… Pero mientras me lo llamas, dime ¿en qué te basas tú para ganarte la vida?

 

Imagen: pinterest.com

 

«Todo el mundo necesita amor»

Decían los Beatles a mediados de los 60 del siglo pasado (uf, qué lejano suena…) y yo no soy quién para llevarles la contraria. Pero sí para matizar.

Sin caer en posturas blandengues, yo también lo creo: todo el mundo necesita amor, todos necesitamos amor.

El amor se puede dar de muchas y variadas formas (cuidado mentes sucias, que no voy por ahí…solamente). No te limites a pensar en el amor romántico o de pareja, recuerda el amor maternal, el fraternal, en la amistad. Piensa en la cantidad de relaciones en las que amas y eres amado, eso que dicen los Beatles que todos necesitamos.

Y ahora, piensa en la forma en la que entregas ese amor. Y también en la que te gusta recibirlo.

Hay quien necesita abrazos, contacto físico.

Hay quien se alimenta de palabras, sobre todo de las palabras adecuadas en el momento adecuado, qué difícil ¿verdad?

Hay quien recurre al apoyo para confirmar que recibe amor de la otra parte.

Hay quien se siente amado cuando se siente en libertad, cuando le dan espacio.

Hay mil y un formas de sentirse amado, tantas como personas, relaciones y contextos.

 

Pero se nos olvida una que quiero hacerte llegar en forma de post y en forma de nuevo proyecto para que lleves a tu organización: escuchar, prestar atención, estar presente en las conversaciones.

Yo creo, que todo el mundo necesita ser escuchado. Porque la escucha, la buena, la de verdad, esa que llaman activa, es una de las mayores muestras de amor hacia la otra persona. Hacerlo desde una posición limpia, vacío de prejuicios y con el único objetivo de ayudar a la otra parte a encontrarse mejor, es uno de los mayores actos de amor y entrega que conozco.

Lo hacemos muchas veces sin ser conscientes de ello, aunque no lo logramos siempre que nos lo proponemos. Cuando esto ocurre en nuestro entorno más cercano, tanto laboral como profesional, todo se vuelve más complejo ya que formamos parte de ese ecosistema y nos “contaminamos” de emociones, juicios, conflictos internos. Y aún a pesar de ello, nuestra escucha en muchos contextos informales ha sido clave para la otra persona, ha sido terapéutica.

 

De estas reflexiones y de mi experiencia de 10 años como consultora en múltiples sectores y empresas y otros 5 gestionando a personas, nace TU PSICÓLOGA.

En la mayoría de acciones formativas y procesos de consultoría en gestión de talento y personas que he desarrollado en estos últimos años, encuentro una enorme carencia en las organizaciones: no hay tiempo para escucharse. No hay tiempo para conversar. Y lo entiendo, todo va tan deprisa que dejamos las conversaciones, ese lugar donde se encuentran el talento, las emociones, el potencial, la solución de raíz de los problemas… en último lugar. Pero de verdad, que lo entiendo.

Por eso me he propuesto llevar a tu organización este proyecto, donde en formato de bonos de 5, 10 o 20 horas me dedicaré a eso: a escuchar (te). Pero desde el punto de vista de la psicología, con una visión objetiva como agente externo a tu empresa, para poner al alcance de las personas que consideremos (ambos, tú y yo juntos) que necesitan ser escuchados y sobre todo, el para qué de esa escucha.

No se trata de formación, ni de consultoría ni de terapia (soy tu psicóloga, pero no tu terapeuta 😉 ) eso va por otras vías. En esta ocasión quiero llevar a tu organización la psicología como herramienta de mejora transversal, aplicando uno de los principios básicos de esta disciplina: la escucha, las preguntas, las conversaciones poderosas. Y si tú me dejas o me ayudas a llegar a la persona que crees que lo puede necesitar, seré yo quién tenga tiempo para eso que todo el mundo necesita, pero que parece no tener espacio en la empresas.

Una persona escuchada, se siente valorada, respetada, apoyada, reconfortada, aliviada. Esto no hace que el problema desaparezca, pero si reduce su tamaño, su dimensión y favorece los desbloqueos y la aparición de la solución. Muchos de los “problemas” que creemos tener o sufrir son circunstanciales, y el propio paso del tiempo hace que remitan espontánemente. Pero ¿por qué no ayudar a que esa remisión sea má fácil y llevadera? ¿Por qué no allanar ese tránsito a las personas que forman parte de tu organización?

Por tiempo.

Como te dije antes: te entiendo, lo entiendo. Si no tú no tienes tiempo, yo lo tengo por ti. Por y para ti, para la mejora de tu organización a través de la escucha.

Yo, tu psicóloga, te escucho.

Imagen: www.sergioabevilla.com  /   @sergioabevilla

 

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A partir del 4 de febrero, tendrás más información en la web junto una serie de cambios muy necesarios que llevaban un tiempo esperando a su momento. Y ha llegado.