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Seguro que tienes alguna persona en tu vida con la que compartes tus inquietudes y miserias, y éstas se vuelven más livianas, menos duras. Más pequeñas.

 

Imagino que también practicarás algún tipo de actividad o afición que te resulte placentera y consiga evadirte de tu día a día. Desde el deporte al baile, desde la pintura a pasear sin rumbo, desde tomarte una caña los viernes a escribir tus reflexiones en un pequeño diario.

 

Y que también tendrás algún tipo de música que te evoque y facilite determinadas sensaciones o emociones, ya sean buenas o no tan buenas. Incluso olores, lugares, prendas de ropa…

 

Estas personas, aficiones, canciones, lugares son terapéuticos por el efecto que generan en ti. Al menos, yo las denomino así: terapéuticas. No son personas profesionales de la salud mental ni del bienestar, incluso muchas veces no son ni personas! No son terapeutas, ni sustituirán nunca los profesionales de la salud, pero te hace un bien inmenso tenerlos cerca en el momento adecuado porque te ayudan a evocar aquello que por ti mismo no puedes.

 

Por ello, quiero compartir contigo un listado de series terapéuticas.

 

Mi listado.

 

Este listado es personal e intrasferible, me explico: estas series lo son para mí y lo han sido por el momento en el que me han llegado y ayudado a afrontar diferentes situaciones emocionales de mi vida. O al menos, yo considero que así ha sido.

 

Empezamos…

 

Juego de Tronos

Llegué a ella a punto de estrenarse su última temporada. Me perdí 8 años de intrigas por capítulos (menos mal!) y la pude disfrutar de golpe en 2 meses, unos meses personalmente complicados. Cuánto me hicieron disfrutar las estrategias sin escrúpulos de algunos de sus personajes, el ansia de poder escondido en cada esquina de las fortalezas, en cada centímetro de las mallas cubiertas por armaduras.

Cuánta similitud con la vida cotidiana, con la realidad del día a día y no sólo con los RRHH como pensaba antes de ver la serie, dada la infinidad de artículos existentes sobre el tema.

 

Los Stark, los Lannister, los Targaryen.

Los dragones, el muro, los caminantes blancos.

El amor, el poder, la guerra, la venganza.

Los linajes, la sangre, las espadas, los tronos, la mujer, Arya

Para mí, ha sido LA SERIE, sin lugar a dudas de esta etapa de mi vida. Si quieres saber más sobre mi opinión de la serie podrás verlo aquí o aquí.

 

The leftovers

Serie de culto, no apta para mentes cerradas ni predispuestas a navegar entre la culpa, la muerte, la aceptación, la superación, la fe y el lado oscuro del ser humano a través de un simbolismo elaborado y embriagador.

Una banda sonora deliciosa llena de referencias y fantásticas versiones donde todo tiene significado, en un entramado entre la ciencia ficción y la realidad, que te hace ahondar de manera sutil en la forma en la que llenamos los vacíos  a los que expone la vida. Los abandonos, separaciones, desapariciones, enigmas y respuestas sin responder.

 

Maravilloso Justin Theroux y maravillosa serie para ver a solas, con una copa de vino y buen queso en formato maratón. Pañuelos cerca…por si acaso.

 

Euphoria

Porque nunca un eye liner con purpurina e iridiscente me había hecho pensar tanto.

Porque hacía tiempo (casi desde Copycat) que no veía un representación tan «fiel» de la depresión, el trastorno bipolar o la ansiedad.

Porque nunca había sido tan consciente de cómo la generación que ha crecido con la red, se comunica en la red, vive en la red y para la red… Y es totalmente comprensible (que no sano, pero comprensible).

Porque nunca habría disfrutado y sufrido tanto con un serie de adolescentes, donde los trastornos mentales, la sexualidad, la (falta de) comunicación, las adicciones y el lado oscuro del ser humano están a más a flor de piel que cualquier tatuaje efímero.

Porque nunca una sudadera masculina había significado tanto para mí en un cuerpo «perfecto» de adolescente atormentada.

Magistral: último capítulo. Música, simbología, significados ocultos que cobran sentido, oscuridad con atisbos de luz y un final tan abierto como tu corazón pueda soportar.

 

El cuento de la criada

Durísima distopía sobre el papel de la mujer en un mundo donde la fecundidad se ha vuelto un bien preciado.

Verla, tengas hijos o no, tengas pareja o no, tengas trabajo o no, te hace pensar (y mucho) en la delicada y frustrante situación de la mujer en una realidad que pudiera llegar a no ser ficticia.

Difícil de ver, a veces lenta, dura. Sobre todo, dura y compleja estructura social que subyuga a la mujer (y también a clases no pudientes) y la somete a atrocidades de difícil comprensión desde la comodidad y libertad del sofá de tu casa.

Serie para pensar sobre lo que NO quieres que te ocurra como mujer o las mujeres de tu vida.

 

Succession

Admito que una vez finalizada GOT, me sentí perdida respecto a series con una trama complicada y con estrategias familiares tan complejas como las que viví con intensidad en Westeros.

Pero llegó Succession. Y aún está. Y llegó para recordarme a esas familias y relaciones modélicas que son más de lo que aparentan.

Que la perfección ni existe ni es necesaria y mucho menos en las relaciones entre personas.

Que, en caso de que veas perfección, será cuestión de haber discutido, negociado, cedido, puesto límites mientras se ríe, llora, grita o escucha.

Porque lo idílico que vemos, que quizás no lo sea tanto, lo que nos gusta ver en las relación… Quizás no sea gratuito.

Mansiones, inversiones, lujos indecentes. Fortunas que se tambalean, dramas familiares, puñales emocionales por la espalda y un «sálvese quien pueda» ante la pérdida de status se entremezclan en cada capítulo de esta serie, que finaliza con una segunda temporada brillante.

 

Pose

Dentro de toda la dureza que escondían los suburbios de la Nueva York principios de los 80, con el VIH como telón de fondo de la gran manzana y las dificultades del colectivo transgénero, esta serie me ha hecho reir y llorar a partes iguales.

Entre bolas de espejos de discoteca, rutilantes concursos de disfraces, coreografías imposibles, luchas de poder dentro de los estamentos más desfavorecidos. Entre brillos, rasos, plumas, sombras de ojos, maquillajes y relaciones de ida y vuelta, consigue meterte de lleno en la complicada vida y lucha de un colectivo que hasta entonces había permanecido invisible y quiere buscar su hueco…a lo grande.

La desigualdad vestida de lentejuelas, pero desigualdad al fin y al cabo.

 

Years and years

Otra distopía, más centrada en aspectos sociopolíticos pero que no deja la lado reflexiones filosóficas sobre la evolución de la especie humana. El cómo los instintos más básico del ser humano, aquellos supuestamente controlados y que nos hacen ser superiores, nos pueden llevar un contexto tecnológico tan (des?)humanizado como avanzado, pero incapaz de dejar a un lado las pulsiones y emociones de las personas.

Para pensar y mucho, sobre el impacto de decisiones políticas mundiales radicales, de la tecnología en las relaciones y formas de vida y comprender que nadie es intocable a los efectos colaterales de grandes movimientos.

 

Y ¿qué requisitos tiene cumplir una serie terapéutica para ser terapéutica?:

  • Que me haga pensar e ir más allá, incluso de lo deseado.
  • Que consiga llevarme a situaciones emocionales a las que no puedo por mí misma en ese momento. Puede ser tanto llorar hasta dormirme, como activarme para dar el paso definitivo.
  • Que me presente una visión diferente a la habitual sobre algún tema.
  • Que permita entrar y salir a mi antojo de la realidad.
  • Que cuando acabe, me haga estar en un estado diferente al que me encontraba cuando la empecé.
  • Que me entretenga: puede ser profunda y emocional, pero también incluir grandes dosis de humor.

 

Espero que las disfrutes y compartas conmigo tu listado de series terapéuticas, haciendo así que el mío quede siga creciendo y sumando momentos terapéuticos.

 

Imagen: Sesión de cine habitual en «Las chicas Gilmore» (google.com)