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Se nos ha ido la pinza con el desarrollo personal, y mucho.

 

Que si zona de confort, que si tu mejor versión, que si beta permanente, que si desapego

 

Ya, ya, ya lo sé que las reglas del juego han cambiado y que todo es volátil, incierto, ambiguo y … nunca me acuerdo de la otra sigla. En fin. Que todo esto es muy complicado, pero también se me hace cansado estar todo el día en constante crecimiento.

 

No sé tú, pero yo, necesito elementos estables en mi vida. Pocos, pequeños, materiales y personales, pero los necesito. Y vale que me adapto a este ritmo infernal de transformación constante, incluso, hasta me gusta, pero también necesito un respiro.

 

Necesito no ser productiva todo el tiempo, al menos a ojos de los demás.

Necesito vaguear, fluir como me apetezca, no como me digan otros.

Necesito cambiar a ratos y a otras estar inmóvil, acomodarme y disfrutar de la sensación de que todo está bajo control.

Aunque sea momentánea, aunque sea un susprio. Déjame que es mi momento, es mi suspiro.

 

Y por si fuera poco, me invaden los consejos por todos lados sobre cómo hacerlo, de profesionales, no profesionales, advenedizos, charlatanes y buenos oradores, que todo hay en la viña de Zuckerberg.

 

Me lanzan mensajes de “haz” , “sé”, “quítate”, “ponte”… Hasta yo misma los he usado y sigo usando en mis publicaciones, en mis conversaciones, fíjate si han calado hondo en mí. Estos mensajes, que no son más consejos y recomendaciones hechos desde el corazón y con la mejor de las intenciones, luego se transforman en otra cosa en conversaciones de cafetería, donde abundan las risas, las ironías y las bromas.

 

Con lo que, inspirada en una auténtica #influencer para mí como es Celeste Barber o el post de Joan Vergara en mi blog, te comparto mi primera infografía sobre las expectativas vs realidad respecto a lo que nos dicen (yo incluida alguna vez, lo siento!!) que tenemos que hacer para estar en el top ten del desarrollo personal y luego…la imagen que puedes llegar a generar en realidad cuando lo haces.

 

Con tanto lío, entre lo que debes hacer, lo que quieres ser, lo que te apetece de verdad y el impacto que vas a tener en los demás, me reitero en mi postura habitual: haz lo que te parezca oportuno en cada momento y sé consciente de las consecuencias de ello.

 

Nunca llueve a gusto de todos, y en esto del desarrollo personal, no iba a ser menos.