Se nos ha ido la pinza, y mucho, con el éxito.

 

Se nos ha ido la pinza con eso de las aspiraciones, del desarrollo, del querer ser más, del salir de la zona de confort en cuanto nos sentimos “bien”.

 

Se nos ha ido la pinza con eso de crecer, de ser más y mejor todo el tiempo, con avanzar sin descanso, sin tregua. Y luego claro, llegan los agotamientos, el estrés y las frustraciones y aún nos preguntamos qué de dónde vendrán…

 

Parece ser que hay una moda por ahí que dice que si no estás en cambio constante y además, feliz y encantado con ello, no eres ni un profesional ni una persona de bien. Que necesitas estar continuamente creciendo, creciendo y creciendo cual Alicia en el País de las Maravillas hasta que el mundo se te quede pequeño. Y es que mola mazo, como diría el gran Camilo Sesto, que así sea, que todo lo que te rodea se te quede pequeño.

 

Y además, parece ser que las expectativas que tengas tienen que ser unas en concreto, no sirven las propias, no. Tienen que ser las que la “sociedad” ha determinado. Que digo yo, que tú también eres parte de esa sociedad, ¿no? Y podrás decidir hasta dónde, cuándo y cómo quieres llegar ¿no? Pues no.

 

Tienes que tener estudios (cuantos más mejor), títulos a doquier, trabajar y sonreír mientras lo haces, ser feliz siempre, porque sí, porque un día sin sonreir es un días perdido. Acabáramos! Tienes que cumplir con lo que toca: casarse, tener hijos, aportar a la sociedad, ganar muchísimo dinero, consumir mucho más, viajar, leer, ir al gimnasio, estar estupendo y saber mucho de nutrición. Todo esto, por empezar por alguna parte.

 

Yo no sé tú, pero mi éxito, mi ideal de ser una persona de bien y de triunfar en la vida, con 16 años (que ni siquiera pensaba yo en esto) era sacar unas notas de la leche en el instituto y saltarme alguna clase sin que les llegasen notificaciones a mis padres por correo. Y con 20, era acabar la carrera de psicología sin morir en el intento y viajar todo lo posible con mi chico. Y con 25 trabajar para pagar la hipoteca, donde fuese y como fuese. Y con casi 40…. Otro día te lo cuento, pero obviamente no son las mismas.

 

Por lo que con mi éxito, seré yo la única persona que decida qué me hace o no ser una persona exitosa. Y aunque no pueda evitar las influencias de los medios de comunicación, de las redes sociales y de quienes me rodean, no dejaré de tomar decisiones en lo que a mi éxito respecta.

 

Porque una cosa es dejarse asesorar, guiar y pedir ayuda. Tomar nota de aquellas personas que consideramos referentes (esto para otro post de idas de pinza), aprender de lo que otros hacen y creemos que les va bien…y otra muy distinta es hacer lo que te dicen que hay que hacer y ser, sin plantearte ni siquiera que es lo que te apetecía a ti. Que luego vienen la crisis existenciales y nos echamos las manos a la cabeza y culpamos al matrimonio, al capitalismo o al vecino de al lado. A cualquiera, antes que darnos cuenta de la espiral de éxito ajeno en la que nos metimos hace mucho tiempo.

 

No consientas que te digan que no tienes aspiraciones ni eres nadie en la vida por no haber trabajo en aquello para lo que has estudiado (qué horror de mantra!), que eres un flojo por haber dejado tu vida profesional en pausa para dedicarte a tu familia (no hablo sólo de hijos, hay familia más allá de los hijos, recuerda…).

No consientas que nadie decida por ti en lo que a tu vida se refiere, y el concepto de éxito es algo muy personal, tanto como tu color o tu comida favorita. Y como algo personal que es, sólo tú decides.

 

Y ya puestos ¿cuál es tu idea de éxito actual? ¿ha cambiado mucho en los últimos diez años?

 

Imagen: Sylvester Stallone, 49th Annual Academy Awards, 1977. (pinterest.com)

0 comentarios
  1. José Luis Sordo
    José Luis Sordo Dice:

    ¡Wow! más claro agua. Claro no, cristalino. Nos la colaron casi sin darnos cuenta, porque lo necesitábamos. Me refiero a la idea del éxito, de la felicidad, etc… y de la mano de Mr. Wonderful nos metieron un marketing que flipas. Y a través de Instagram nos enseñaron lo fascinante que es la vida de todo el mundo menos la nuestra. Y nos penalizaron por no salir de nuestra zona de confort siempre y definitivamente, y echaron sobre nuestros hombros el 100% del resultado de nuestra vida, porque TODO es cuestión de actitud, TODO depende de TÍ, y TODO es posible, porque ‘impossible is nothing’, así que ‘just do it’. Y algunos caímos en la trampa, al menos a medias.

    Lo cierto es que creo que el boom de la felicidad, el coaching (el mal entendido), el exceso de optimismo y los gurús está llegando a su tope. Y lo bueno y justo sería, en mi opinión, que no desaparezca, sino que se modere, que se module, que se centre. Que llegue al punto razonable y de sentido común que se necesita. Ni tanto, ni tan calvo. Y lo cierto es que tu post me ha fascinado (Tienes un nuevo seguidor)

    ¿Mi idea del éxito? llevo cocinándola ya unos años, al principio me daba prisa, me angustiaba, pero ya no. Y empiezo a dar pasos para materializarla, pero sobre todo tratando de disfrutar del proceso y el camino, que el día menos pensado vete tu a saber dónde estaremos. Sobre todo la baso en libertad. No quiero grandes fortunas, sólo libertad para elegir cuándo, cómo y con quién trabajar. Y especialmente haciendo lo que a mí me resulta una pasión, un hobby. Para ello me he formado (no mucho, sí específico y de calidad), he leído (lo que más disfruto), he hecho contactos, he lanzado iniciativas, pequeñas como mi blog o mi perfil de instagram específico (de Psicología deportiva), anoto posibles proyectos que aporten y, muy importante, me diviertan, y pienso en posibles socios para llevarlos a cabo. Pasito a pasito. Disfrutando. Ese es mi éxito.

    Gracias por tu post.

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    • jessica
      jessica Dice:

      Hola José Luis! Muchísimas gracias por compartir reflexiones, visiones y éxitos en mi blog. Me alegro muchísimo de que he haya gustado el post, para mí ha supuesto un desahogo a tanta parafernalia para llevarnos (dejarnos llevar, en realidad) hacia no sé sabe muy bien dónde, pero sí cómo: a través de la felicidad perenne, a través de los éxitos ajenos. Te sigo ya en redes y veré desde una ventanita como ese éxito que se cuece a fuego lento sigue tomando forma, y me alegraré por ello. Un fortísimo abrazo y mil gracias de nuevo!.

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  2. Pablo Álvaro
    Pablo Álvaro Dice:

    Para mí el éxito es muy relativo. Aunque la publicidad a través de las redes sociales, sobre todo, nos muestren el éxito deliberadamente asociado al consumo, productos de belleza, gadgets de todo tipo, etc. Creo que en mi caso, quizás por edad, no lo veo tanto como algo acumulativo, no hace falta ser la persona más guapa, ni la más rica, ni la más formada para alcanzar el éxito. Alcanzando un cierto nivel económico, encajando en un canon de belleza o teniendo una titulación en la cual poder desenvolverse profesionalmente basta.

    También, actualmente veo el éxito muy asociado al exhibicionismo. No basta con ser una persona exitosa sino que se tiende a mostrarlo a los demás. Los famosos influencers nos muestran un estilo de vida exitosa y que tal y como indicas en el post, indirectamente nos muestran qué productos comprar, dónde ir de viaje, etc. Pero a la hora de la verdad no creo que ese estilo de vida sea tan idílico, ni barato e imagino que tras esa fachada tendrán, como todos, sus contratiempos. Por lo tanto, creo que debemos tener los pies en la tierra y decidir en base a nuestras preferencias, economía, posibilidades, etc.

    A la segunda pregunta la verdad es que mi perspectiva de éxito ha cambiado en cierta medida, sobre todo cuando ha habido una crisis económica de por medio. Mucha gente que, aunque no nos considerábamos exitosos, creíamos que íbamos por muy buen camino y que este iba a evolucionar a mejor, sobre todo en lo económico. Luego nos topamos con la dura realidad y no solo por lo económico si no por una pérdida de estatus. Por lo que hemos creo que en los últimos años hemos aprendido que el éxito puede ser efímero y muy subjetivo.

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    • jessica
      jessica Dice:

      Hola Pablo, mil gracias por comentar y compartir tus éxitos aquí! Me encanta eso de «no soy hay que serlo, sino también parecerlo, hacerlo evidente». Yo también percibo ese exceso de exhibicionismo que nos acabará pasando factura tarde o temprano. Y como bien dices, todo es tan efímero, que si nos dejamos llevar además por lo que los demás esperan de nosotros, sería una auténtica locura, mucho mayor de lo que es aún hoy. Mil gracias de nuevo y un fuerte abrazo, espero verte pronto por aquí.

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