Cada día es más frecuente el uso de las redes sociales (en adelante RRSS) en el día a día, desde el aspecto meramente personal hasta la faceta profesional más depurada. Y en ese amplio espectro, comienza una de las tomas de decisión actuales que más dilemas te puede generar en el uso de las RRSS: ¿qué relación quiero con las RRSS respecto a mi perfil?.

No voy a hablarte de #marcapersonal, para ello ya tienes a grandes como Eva Collado Durán, Guillem Recolons, Elena Arnaiz o Andrés Pérez Ortega, pero sí te voy a hablar de cosas que tienen que ver con ella y con tu relación con la información que ofreces sobre tí en la red.

Cuando decides usar una red social, sea del tipo que sea, lo primero que tienes que tener claro es que es un escaparate de tu vida, y no has de tener de miedo a ello, siempre que sea algo medido y realizado de manera estratégica. Sí, estratégica. Parece que cuando se relaciona esta palabra con el uso de las RRSS, se ponen los pelos de punta, pero nada más lejos de la realidad, y de lo necesario en este aspecto de tu vida.

Desde el momento en el que subes una imagen, una reflexión, respondes a una publicación, estás dando información sobre quien eres. Pero no es algo a lo que temer o rechazar, siempre que tengas claro cuál es la información que estás ofreciendo y sobre todo para qué la ofreces. Quiero que seas tú quien valores y decidas la intensidad de tu presencia en las RRSS, pudiendo ser desde casi nula o inexistente hasta desarrollar un Oversharing (o Síndrome de compartir todo).

Lo primero a tener en cuenta es un profundo análisis sobre la información que quieres compartir y ofrecer sobre ti en las RRSS elegidas, y saber que según la red, la información va dirigida a diferentes públicos que esperan diferente información sobre ti. Estás construyendo lo que se denomina identidad digital o lo que creas en la red sobre ti, que dará paso a la reputación digital, lo que dicen los demás de ti en la red.

Más allá de las pautas de los profesionales que he citado arriba y de los cuales he ido aprendiendo en esto años, donde hablan sobre la importancia del autoconocimiento, la diferenciación, la coherencia, la transparencia o la transmisión de valores, quiero centrarme en la reflexión sobre si estás presente, te expones o sobreexpones en la red. Es muy habitual, y cada vez más, escuchar aquello de “Si no estás presente en la red, no existes”, y esto, tanto a nivel personal como profesional, puede resultar muy duro de escuchar, pero sobre todo, de gestionar.

Si has decidido, por el motivo que sea, crear un perfil y comenzar a usarlo, piensa en que tu nivel de exposición tendrá determinadas consecuencias, las cuales deberán serán evaluadas previamente y deberán ser coherentes con los objetivos que pretendes con el mismo uso de la red. Esta fase previa, es la base de todo lo que vas a crear a partir de ahí, y no lo olvides: una vez compartida, la información deja de ser tuya y pasa a ser pública, siendo usada e interpretada por quienes la reciben. Muchos o pocos, relevantes o mundanos, son el resto de personas que la reciben, quienes manejarán esa información sobre tí, de ahí la importancia de que tengas una estrategia.

Hasta aquí, parece que lo único que he hecho es meterte miedo en el cuerpo, pero pretendo todo lo contrario. Quiero que te lances de una vez a usar la red como trampolín para compartir todo lo que eres y puedes llegar a ser al nivel que desees, pero que lo hagas con conocimiento de causa, y eso, requiere tiempo y estrategia (sí, ya lo sé, me repito, pero no me importa).

No suelo dar pautas ni consejos, no hay cosa que más me aborrezca me que pretender “ilustrar”, pero en este caso, sí que me apetece compartir contigo alguna reflexión que he tenido en estas últimas semanas sobre este tema y que tienen que ver con mi opinión sobre la exposición en las RRSS:

  • Publica aquello que quieres que se sepa, ni más ni menos, y hazlo de manera reflexiva, meditada, programada, que nunca sea algo impulsivo. No compartas datos personales que puedan poner en peligro el límite entre lo público y lo privado.
  • Comparte aquello que tenga que ver contigo, con quien eres, con lo que haces, con lo quieres o lo que sientes, pero hazlo de manera estratégica y planificada, incluso si es sólo a nivel personal.
  • Difunde única y exclusivamente aquello que tenga que ver contigo, en el momento en el que incluyas a alguien, valora si de verdad te beneficia o perjudica vincular tu identidad digital a la otra parte. No siempre es así y tendrás que aprender a gestionarlo.
  • Parecida a la anterior, pero al revés: antes de relacionar tu imagen a otros, piensa si puedes dañarles o no desean exponerse en la red de la forma en la que tú lo haces (menores que luego serán adultos, compañeros que no son usuarios de RRSS, personas con situaciones personales delicadas….). Pregunta o pide permiso antes, SIEMPRE.
  • No es necesario que subas a la red cada paso que das ¿no te resultan pesados ciertos perfiles? A mí, sí y no quiero ser uno de ellos… La sobreexposición puede llegar a cansar a quien te sigue o darle más información de la necesaria, llegando a ser peligroso.
  • Responsabilízate de que cada publicación y su efecto en tu reputación digital, los usuarios de la red interpretan a su antojo, pero lo hacen con los datos que tú proporcionas. De ahí la importancia de que lo crees sea real, transparente y coherente, pero sin dejar de perseguir un objetivo de impacto en tu reputación digital.
  • No tienes porque gustar a todo al mundo, de hecho, ni siquiera tienes que gustar, siempre que ese no se el único motivo por el que tienes redes sociales. Por lo que es importante que te prepares a recibir críticas, a gestionarlas y manejarlas como parte del «juego».
  • Asume que podrás controlar lo que compartes pero no lo que los demás opinen, por eso es tan relevante el papel de la coherencia y la seguridad a la hora de estar presente en la red.

Y ahora, si vas a estar presente en las RRSS, que sea con una buena protección para evitar la no deseada sobreexposición ;).

Imagen: Pixabay.com

 

0 comentarios
  1. Pablo García
    Pablo García Dice:

    Fantástico artículo.

    Aunque no pretendas ilustrar, la lista de reflexiones que compartes, creo que debieran salirte en una pantalla antes de dar de alta un perfil en cualquier red social.

    Me considero nativo digital, y aún así he tenido que ir aprendiendo a saber como relacionarme en las RRSS (qué quiero compartir,que no, cómo expresarme según la red, y tener en mente el objetivo de tener una cuenta en la misma); cuanto más no tendrán o habrán tenido que aprender las personas que han crecido gran parte de sus vidas sin estar rodeada de tantas TIC. Ahí es donde veo la clave del manejo de las RRSS: La educación en y sobre las mismas.

    Tenemos muy asumido enseñar a la infancia que en verde se cruza y en rojo esperas a cruzar la calle, cómo se cogen los cubiertos y que se debe saludar al llegar; ya que tenemos que convivir con esas realidades. En cambio les hablamos de privacidad, en el día a día y en persona, pero… ¿podemos exigírsela cuando hay niños y niñas que tienen toda su vida documentada en la red?

    Como optimista irremediable creo que el futuro irá haciendo que la educación en el uso de RRSS sea cotidiana, aún así me parece algo a tener muy en cuenta.

    Este artículo me parece un muestra de que ya en el presente nos empezamos a preocupar de como educarnos en ello 😉

    Responder
    • jessica
      jessica Dice:

      Hola Pablo! Muchísimas gracias por tu comentario y el tiempo dedicado. Como comentas, yo no soy nativa digital, pero me considero en constante adaptación al mundo. Cuando yo empecé al carrera de Psicología, tenía una asignatura que era para aprender a navegar en internet y hacer hipervínculos, ¿te imaginas? Pues nadie se matriculaba… Hoy en día, se ha democratizado tanto que corremos el riesgo de frivolidad en su uso personal y profesional con las graves consecuencias que puede tener. Imagínate si no educamos a las generaciones que han nacido con la clave wifi en su ADN para tengan un uso planificado, controlado y sobre todo, consciente.
      Un abrazo enorme y mil gracias por comentar de nuevo, espero no haber caído en el error de «ilustrar» ;).

      Responder
  2. Ideals
    Ideals Dice:

    Gracias por el artículo. Por cierto, las salas de datos virtuales son muy útiles cuando hay que guardar y compartir información confidencial con ciertas personas y empresas.

    Responder

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *